miércoles, 25 de noviembre de 2009

Supersticiones



Si algo pareciera evidente es que, cuando antaño uno se supeditaba a una superstición (o a una creencia que le llevase a frenar sus actos desde, como yo digo, 'el exterior') lo que se ocultaba bajo ese fino velo era la palabra miedo.

Miedo a una situación incontrolable que pudiera hacer daño.

Pero... ¿qué se escondía tras él?
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La respuesta puede parecer sencilla. El desconocimiento.

El miedo es algo que podemos padecer todos los seres humanos. Supersticiosos o no... Valientes o cobardes, y las supersticiones parecen acompañar a nuestra existencia casi desde esos tiempos de los que no se acuerda nadie.

Pero ese tipo de miedo irracional que nace en nosotros cuando por ejemplo, percibimos creemos o sentimos que nos encontramos en peligro y que entonces estaba directamente relacionado con la superstición, difiere de alguna manera del miedo natural que sentimos hoy hacia la superstición en sí misma, si es que sentimos alguno.

Hoy, gran parte de nosotros al contrario que entonces, no es más que eso, una superstición.

Y ese es el tema que me preocupa hoy. Observar y charlar sobre como evolucionan las creencias y sus fundamentos.


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Allá en tiempos lejanos, donde el interés de nuestra consciencia de existencia y sentido del porqué eran plausibles, y muchos de los actos que acontecían estaban directamente relacionados con la necesidad de encontrarle un sentido a lo que rodeaba, (ya que hoy en día parece que nos guiemos completamente ajenos a la brújula del porqué de nuestros actos...-) Allá entonces, existía una creencia absoluta en que el destino de los hombres estaba totalmente supedidato a las circunstancias 'mágicas' o 'incomprensibles' que pudieran rodearles y que fueran más allá de su entendimiento, mucho mayor que la creencia hacia ello que existe hoy en día. O al menos entonces este hecho era más común y visible. Unas creencias tan fuertes, capaces de controlar los actos de las personas que en ellas creían.

Unos basaban su existencia guiándose por indicaciones astrológicas que darían vida a su destino... Otros por la creencia en el más allá serían guiados y otros empezarían a darle más importancia que sentido a la religión. Pero todos querían el mismo fin. Encontrar una respuesta que diera sentido a los porqué que rodeaban el marco en el que se encontraban.

Pero había otra cara de la moneda. Muchas de estas y aquellas creencias son y eran consideradas por el mundo de la ciencia como eso, simples creencias no fundamentadas y que se enmarcan según ellos en el concepto de 'pseudociencias' (que viene a significar que son falsas), ya que no tienen una base científica lógica y concluyente que las acredite.

Pero aún así la gente las creería. Unos le darían más importancia a unas y otros a otras en función de lo que creyeran más probable, lo que sintieran más cierto, o lo que creyeran conveniente. Aquello que les diera una respuesta. Cosa que la ciencia reglada no haría si ésta no fuera concluyente, demostrable y que, al fin y al cabo habría de ser para los que en ella hubieran de creer, popularmente creíble.

Observamos aquí, que la ciencia reglada y probada ofrecía respuestas, pero no tiene ni tenía tantos adeptos ciegos. Digamos incluso que comúnmente es y era casi más difícil de 'ver para creer', que las ciencias no demostrables, probablemente por la dificultad de su entramado matemático (poco conocido para la mayoría) a la hora de llegar a las entrañas de nuestras circunstancias o por encontrarse al margen de la creencia popular... Busca soluciones , pero solo las considera ciencia cuando las encuentra. Es decir, la ciencia sentencia el resultado y se acaba la búsqueda. No existe el miedo en sus víctimas al seguir esta unos patrones lógicos determinados y conocidos. Sus respuestas son concluyentes, y pocos le daban mayor importancia que a las mitológicas.

¿Entonces, qué lleva a creer más en un tipo de ciencia que en otra?

Es cierto que ahora damos mayor credibilidad a la palabra de los científicos. Su palabra es probable y comprobable por todos, aunque sin embargo nos limitamos a creer en lo qué nos dicen, pero porque sabemos que para llegar a decírnoslo lo han probado matemáticamente y el resultado a sido digamos, perfecto y comprobado por otros.

Tambien es cierto que para llegar a esas conclusiones la ciencia reglada plantea muchas más dudas de las que una mente incauta pueda generar. Plantea diferencias de opinión, jeroglíficos, conclusiones inexactas y situaciones desesperantes que por necesidad tienen que llegar a consenso. Y son muchas las veces que lo consiguen, pero eso no es algo que sea directamente cercano a todos. No es digamos un conocimiento compartido y común.

Sin embargo, las ciencias no regladas son y eran así porque alguien nos dice y decía que eran así, no hacía falta ni hace falta que sea probado, aunque esto último hoy en día cada vez menos, y seguían siendo divulgadas y creídas en masa.

Entonces, tal vez lo que entonces las hiciera más creibles serían las circunstancias sociales, las respuestas que generaran para los problemas más directos e importantes, pero tal vez para algunos, hoy por hoy, lo que las haga a unas más importantes que a otras, sean las propias circunstancias personales, lo que se haya aprendido o lo que nos interese.

Tal vez lo que antes era una creencia ciega, por la necesidad de encontrar una solución a aquellos problemas que no tenía respuesta y calmara la ansiedad que pudiera producir el saber de la existencia de 'algo' que no sabes que es pero puede regir tu vida, a estas alturas de la vida es una opción.

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Miedo vs Preocupación

Una vez leí un libro que me fascinó y que entre otras muchas cosas, decía algo así como que cuando tenemos miedo nuestra adrenalina se dispara como preparándonos para la llegada de algo que nos puede hacer mal. Como el chip que dispara el método de defensa que se enfrenta a una fase que ha de ser necesario superar.

Por lo tanto, el miedo es algo que se genera automáticamente dentro de nosotros cuando una circunstancia nos recuerda y alerta de algo que nos puede perjudicar. Una creencia. La creencia de que algo nos va a hacer daño. Y esa creencia puede venir de muchos sitios.

Hoy en día las cosas son distintas, al menos en este mundo occidental globalizado, o al menos en determinados sectores las creencias cambian y han cambiado.

Las personas creen más o menos en lo que les apetece o en lo que les genere beneficios.

Hoy por hoy, pocas son las personas que se descontrolan a raíz de una preocupación o dejan su destino en manos del primero que les plantee una respuesta. Y esto a pesar de que pocos son tambien los que se plantean el sentido de su existencia de manera activa.

Si llegas tarde al trabajo te pueden echar, o que si te das un golpe con tú vehículo y la persona contraria no tiene los papeles en regla la puedes denunciar y comenzar 'el papeleo'. Esas son las cosas que realmente importan hoy por hoy. El papeleo, los beneficios, las necesidades primarias sometidas a los intereses del conjunto que nada tiene que ver ya con el individuo particular... etc., etc., etc...

Las pseudociencias ya no tienen un carácter generalizado que las justifique y las haga inmunes a cualquier otra teoría actual. En el mundo del 'todo vale' creer o no en una pseudociencia o ser supersticioso es una opción que no se propaga tan fácilmente.

Ahora ya no existe esa psicosis colectiva basada en ese 'algo' que pocos o casi nadie está seguro de lo que es.

En ese sentido nos sentimos más seguros. La ciencia se ha encargado de darnos esa seguirdad. Pero ahora lo que nos provoca inseguridades, son otras cosas y pocos y muchos son los lugares donde encontrar las respuestas.

Los miedos de ayer, no son los mismos que hoy. Ahora, tenemos más preocupaciones que miedos que nos guíen. De las cosas improbables seguimos teniendo un miedo incontrolable, sin embargo hoy nos hemos desecho en gran medida, del miedo que creaba lo conocido como 'paranormal'. Ya no creemos en ello.

La preocupación es lo que prima, lo que nos frena, lo que nos entorpece. Nacida del desconocimiento e incertidumbre también, y de una creencia, y quizá hoy, lo que más preocupe de todas las preocupaciones se resuma en conjunto en una falta de libertad, que al fin y al cabo se reduce a la ausencia de miedo, que hoy son sobre todo preocupaciones.

Quizá la más difícil de todas ellas sea no tener miedo. Miedo a las preocupaciones. Miedo a creer que las preocupaciones pueden cambiar nuestra vida sin que podamos hacer algo al respecto.

Sin embargo, no tener miedo parece una de las tareas más difíciles a las que el ser humano se haya tenido que enfrentar.

Tenemos 'miedo' prácticamente de todo. Pocos son los que no tienen miedo-preocupación, y no se dejan llevar entonces por las circunstancias de lo que les rodea más que por sus verdaderos intereses y creencias. Pero lo que está claro es que los impulsos primarios, esos por los que nos guía nuestra naturaleza humana no hacen diferencia alguna. Todos nos cagamos de miedo cuando tenemos la certeza de un peligro real.

Por lo tanto, si aquello que llamaremos 'emociones secundarias' (por las preocupaciones) es lo que varía con el tiempo. Es decir nuestras incertidumbres, me pregunto, ¿a que tipo de modificación nos llevarán las siguientes...?

Por I. Morgades

sábado, 31 de octubre de 2009

- Respuesta II a Alberto R. sobre su comentario al texto 'Respuesta a Alberto R. ...'

Amigo Alberto, encantada una vez más de continuar contigo esta andadura sobre las incógnitas que rodean al motor de nuestro comportamiento.

Se que es muy difícil, y a veces, simplemente me cuesta sentarme delante del ordenador y empezar a exponer lo que podría considerar y considero simples opiniones y que me empeño firmemente en desechar como verdades absolutas. Y ya sabes, esto a veces te puede hacer dudar sobre si aquello que quieres decir, si es que hubiera que decir algo, cabría ser dicho.

Aún así y sea como fuere, aquí estoy hoy, y casi ansiosa, continúo con el camino de este interesante debate.

En tu siempre interesante comentario, tras una perfecta introducción pones sobre la mesa de nuevo el hecho de que ciertas personas 'no nacen con una absoluta disposición a la reflexión y a plantearse determinados problemas' y continúas diciendo que 'todos conocemos a muchas personas que son felices en un mundo de realidades simples'. Entonces te pediría yo que definieras con mayor exactitud a que te refieres con realidades simples, ya que considero que si a lo que te refieres es a que no plantearse el sentido o el porqué de la existencia y de lo que durante ésta ocurre o ha ocurrido, implica vivir en un mundo de realidades simples entonces entiendo yo esto más bien como un modo de actuar al respecto más que el antecedente, o el hecho de plantearse una realidad más complicada o no.

Soy feliz porque no me lo planteo (NO). No me lo planteo porque así soy feliz.

Es decir, esas personas que son felices un su mundo de realidades simples no necesariamente NO han de plantearse la posible realidad de otras realidades diferentes a la suya.
Que puedan ser felices en la simplicidad de la no complicación de la que hablas seguidamente, no significa implícita y necesariamente que no se planteen éste otro hecho. Es más podría incluso ser que dicha felicidad surgirá de la ABSOLUTA CONSCIENCIA de que otra realidad posible y más complicada pueda tener lugar, pero siemplemente la obviamos para evitar dicha complejidad. Por los motivos que sea, pero obviándola. Nunca NO planteándosela.

Por lo tanto considero que el hecho de que alguien pueda ser feliz en su mundo de realidades más sencillas sin plantearse activamente las posibles complicaciones de la existencia no implica que no se planteen o hayan planteado otra realidad. Suena más probable entonces que por predisposición a lo que me permitiré llamar comodidad decidan no planteárselo activamente. Y defino activamente.

Pensamos por un lado y actuamos por otro. O pensamos y actuamos en consecuencia. Cualquiera de las dos posibilidades se dan a veces. Entonces, una persona podría plantearse una realidad activamente es decir, implicándose en ella y en definitiva viviéndola, y otra persona simplemente podría planteársela y sin embargo decidir alejarse de ella por necesidad, por conveniencia, por miedo, inseguridad, desconocimiento o por los motivos que sean. Pero la posibilidad de que alguien pueda directamente no plantearse el porqué de las cosas ,desde el principio de su existencia, de manera intrínseca me resulta difícil de comprender, ya que como he dicho, considero que nos movemos, o avanzamos hacia algún sitio gracias a las respuestas que generan nuestras propias preguntas. Otra cosa es que las respuestas no nos satisfagan, o nos saturen, o nos aturdan y consecuentemente dejemos de preguntarlas.

Sin embargo y retomando el hilo del párrafo sobre la felicidad que pueda implicar plantearse una realidad u otra, he de decir que para unas personas, una determinada realidad puede ser o no igual de importante que para otra. Considero entonces que esto dependerá de los intereses personales de cada uno. Y entiéndase por 'intereses' la concepción de estos q explico en el 'post' que precede a ésta nueva discusión.

Como bien dices, el mundo está lleno de personas que no tienen la necesidad de plantearse la posible existencia de otras realidades diferentes a la suya. Exactamente los describes como personas que ya sea por necesidad o no, carecen de 'esfuerzo de la voluntad' para plantearse lo hablado, y es cierto. Pero en este sentido y para demostrar (o intentarlo) una vez más lo que parece una convicción sobre que esta realidad del no plantearse no implica la otra del no haberse planteado nunca, habré yo de plantearme de dónde nace el esfuerzo de la voluntad.

Esto sería un post más que extenso y debatido, por lo tanto mejor preguntaré si la fuerza de voluntad, realmente tiene algo que ver con una supuesta naturaleza innata e intrínseca de plantearse las cosas. Es decir, ¿es innata esta fuerza de voluntad, o se aprende? ¿En qué sentido se implica con la necesidad de determinadas respuestas?

Personalmente me inclino a pensar que se aprende (particularmente a partir de una necesidad que a su vez nace de algo vitalmente necesario), ya que considero que uno nunca nace con una fuerza de voluntad definida. Ni tampoco considero que sea algo que se vaya definiendo en sí mismo por sí solo según las necesidades de desarrollo internas, sino que nace de lo aprendido del exterior, de lo que ésto suponga en nuestras vidas y, lo que es más importante aún, de cómo esto se filtra para después actuar en consecuencia. No así el caso de 'el preguntar' que pareciera ser algo en sí mismo. Se aprende del entorno si, como muchas otras cosas, y varía según una persona u otra pero en principio hay una diferencia fundamental que podría alejarnos definitivamente de las similitudes que en principio pudieran tener ambas. Pero antes de señalar esta diferencia pondré un ejemplo.

Observemos al niño del libre de la selva. O a Tarzán. Tarzán era un hombre que se crió completamente de un entorno humano, sin embargo eso no le impidió desarrollarse en su entorno, tal vez no tanto a través del 'porqué' como a través del 'cómo', pero siempre una pregunta o una curiosidad o adquisición de conocimiento a través de una necesidad innata le llevó a sobrevivir en tal desconocido entorno. La fuerza de voluntad estaba allí, porque tal vez cuando estuviera cansado y le persiguiera un tigre tendría que correr y saltar, pero entonces, tal fuerza de voluntad podría bien confundirse con necesidad.

En nuestra sociedad la fuerza de voluntad se mide de otra manera. Se mide bajo el visor de la capacidad de esfuerzo para hacer O NO algo que en principio nos cuesta pero que si no lo hacemos nos perjudica. Perjudicar en un sentido u otro (según aquello que hayamos aprendido o filtrado).

La necesidad de preguntarse unas cosas o no (que no, unas cosas u otras porque si así fuera el caso no estaríamos debatiendo este arduo punto ya que finalmente siempre nos estaríamos preguntando algo) en ese sentido no se relacionaría con la fuerza de voluntad a la hora de hacerlo ya que las preguntas nacerían desde mucho antes que nos planteásemos o no hacerlas.

Con lo cual habría que colocar estas incógnitas en orden: pregunta, fuerza de voluntad.

Es decir, la fuerza de voluntad encontrará su motivo dependiendo de la respuesta a la pregunta y no al revés, y en función del tipo de satisfacción que produzca dicha respuesta hayaramos o no la fuerza en la voluntad para tomar medidas. Lo que significaría que la fuerza de voluntad de preguntarnos una cosa o no, nace después de que ya nos lo hayamos planteado.


Entonces, la pregunta sería... ¿nos planteamos todos las mismas cosas? Si es así, ¿a partir de qué punto empiezan a variar?

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Con respecto al párrafo sobre la pirámide de Maslow. Maslow lo tenía muy claro y me alegro. Pero uno no puede llegar y dar por sentado que esas son las únicas necesidades que tenemos y no explicar nada más. O que eso que explicase si es que lo hizo no llegue.

En cualquier caso, lo que yo creo es que Maslow expone sus necesidades y dentro de estas yo me permitiría el lujo de añadir niveles.
Las fisiológicas (es decir, comer, beber, dormir, y cualquiera que nos mantenga con vida y permita nuestro desarrollo) son iguales para todo el mundo. Las de seguridad (es decir, hogar, salud, etc) también, pero aquí habría que desarrollar matices. Ya que unos necesitarán vivir en una casa mas grande (por vanidad, por necesidad, por narcisismo, etc., etc.,) y otros se conformarán con una casa que se adecue a sus verdaderas necesidades, lo que yo entiendo por necesidades más realistas y si, de alguna manera, más cercanas a las fisiológicas. Lo mismo ocurre con el sentimiento de pertenencia a un grupo. Hoy en día dependiendo del grupo al que pertenezcas así serás tratado. Y esta concepción del trato que recibas, quien sabe de donde provendrá ya que algunos ni siquiera se lo plantean. Con lo cual por favor, matices. Reconocimiento y finalmente realización... Evidentemente, todos queremos ser reconocidos y sentirnos realizados, que algunos le den más o menos importancia no significa que no lo busquen de una u otra manera, pero evidentemente la forma de buscarlo será según la persona de una manera u otra.

Cuando defino el interés con relación al concepto de necesidad natural en ningún momento pongo en duda la pirámide de las necesidades de Maslow. De lo que hablo es de un interés casi primario como guía para no alejarse demasiado de la realidad necesaria y primordial hasta empezar a acercarnos a la necesidad compulsivo-destructiva.

Nunca he puesto en duda la realidad o no de esta pirámide, los intereses egocentristas a los que yo me refiero podrían bien ser una mutación de los intereses que Maslow desarrolla con tanta precisión. Es más, puesto que los que Maslow trata también se trata de intereses naturales, podría ser lo anterior el motivo por el que chocaran constantemente los de unas personas con los de otras.

Como bien dices, la competitividad en esta sociedad actual actúa muy poco a favor en este sentido pero no creo que sea la competitividad precisamente lo que haga que nos guiemos por intereses particulares, si no ese el único motivo, tendrá que haber otros también.

¿Necesidades de forma artificial? Si en algún momento he pronunciado tal cuestión, no me importará debatirlo, pero por supuesto también en otro post. Si bien pareciera que estuviésemos rodeados de necesidades artificiales, en buena medida gracias a algún tipo de publicidad.

Así una vez más, me despido con la intención de que sigamos charlando sobre este tema.

Una vez más recibe un cordial saludo amigo.

I. Morgades.

martes, 29 de septiembre de 2009

- Respuesta a Alberto R. sobre su comentario al texto 'Cuando el aire era aire y el agua, agua'

Cual mi sorpresa al encontrar que el texto era demasiado largo para ser publicado como respuesta a tu comentario, pero y aún así:

Ante todo Alberto R. muchísimas gracias por tu valiosa aportación al texto. Con tu respuesta has conseguido poner un poco de luz y coherencia a la cantidad de párrafos que escribí en su día y que al releerlos ahora me da la sensación de que estén algo desordenados. También me alegra saber que captaste el sentido de mi texto a la perfección e incluso le aportaste algo más. Una vez más, gracias.

Pero como no, analizando el tuyo y como infinito que es lo que nos rodea y lo que podemos llegar a ser, he de abrir varios paréntesis y añadir anotaciones a tu respuesta que espero que sirvan para ir asentando un poco más el tema que nos preocupa.

Así pues, analizando al detalle cada párrafo que escribes, me propongo a exponer los 'pros y los contras' (siempre desde la opinión y nunca desde la absoluta certeza) de tu reflexión. Cuando dices que muchas personas deciden libremente no plantearse determinadas cosas, habría yo de discrepar :). Ya que considero que todas y absolutamente todas las personas nacen con una absoluta disposición a plantearse gran parte de lo que los rodea desde el principio de los tiempos. De ahí el avance hacia 'algún lugar' de nuestra existencia. Así, preguntándonos el porqué de las cosas hemos llegado hasta donde estamos. Avanzando. Lo que considero antinatural, el problema que intento plantear aquí es que, sea como fuere, siempre han existido personas que como bien dices, en algún momento de su vida han dejado de plantearse qué papel juegan en éste, nuestro mundo, o si no es el caso, más bien han dejado de planteárselo activamente desde sus verdaderas necesidades o intereses. Por motivos que en principio y usualmente suelen ser externos (es decir no innatos del ser humano), se han acomodado y acostumbrado a su entorno y no consideran replantearse la autenticidad de su situación. Tal y como están, están bien. Sin plantearse (o sin querer hacerlo) si es realmente lo que quieren. Para con el tiempo tal vez y/o con un poco de suerte, darse cuenta de lo que realmente necesitan y/o quieren. Se entraría pues (en un momento determinado de la vida) en un circulo de pasividad intelectual donde todo lo que te den hecho y predefinido, comienza a definir un estilo de vida que empieza a ser considerado adecuado (ya sea por comodidad o por creer que no queda más remedio que aceptarlo). No se, entonces, si es que unas personas tienen mayor capacidad de asentamiento que otras desde el momento de su nacimiento (cosa que dudo firmemente en creer) o es que, más bien y tal vez, las circunstancias de las que se rodeen les harán de una u otra manera. Aunque a la larga, en el fondo o de alguna manera, tod@s y cada un@ tengan la absoluta capacidad de discernir "lo real de lo imaginario", aunque tal vez y eso si, siempre que se abran las puertas adecuadas. Entonces, considerando yo que todos nos preguntamos porqué nos toca ser actores y/o qué papel jugamos en la película, no creo que decidamos libremente NO PLANTEARNOSLO, sino que de alguna manera se nos va imponiendo paulatinamente y poco a poco. Estamos de acuerdo pues en que a unos les CUESTA más que a otros hacerse esa pregunta, una vez más y desde mi creencia, que no certeza, movidos por las circunstancias que les rodean, les han rodeado o son conscientes de que les rodearán... y siempre a partir de un momento determinado en sus vidas. El siguiente punto que me gustaría debatir es en el que planteas la no recriminación de aquellos que decidan 'seguir en las tinieblas' y no resolver así sus dudas existenciales. Bien. Personalmente considero que es reprochable, en el sentido en que su pasividad y permisión con respecto a lo que concierne al camino que seguirán sus vidas contribuye a la decadencia del conjunto, adentrándonos aquí en el tema de el sentido existencial individual asociado el sentido existencial como colectivo, algo sobre lo que mencionaré unas frases más adelante. Entonces, cuando continúas diciendo que 'tampoco el hambre por saber nos hace mejores' he de puntualizar sobre el tipo de mejoría. Si se trata de hacernos mejores personas, comparadas con nosotros mismos, considero que saber más sobre nosotros mismos y entendernos más a nosotros mismos desde lo natural, sí que nos hace mejores personas. ¿Mejores que aquellos que no se lo plantean? Probablemente no, pero tal vez sí que mejore el conjunto. Estoy de acuerdo contigo cuando hablas de que el sentido individual y el sentido colectivo (con sus respectivas e inherentes consecuencias), no pueden separarse ni entenderse el uno sin el otro. Efectivamente, yo también creo que vayan implícitos, debido a que estamos dentro de un mismo contexto. El mundo. Somos de una misma especie, la raza humana y la naturaleza de nuestra existencia se rige por las mismas normas. Y añado, que el sentido individual multiplicado por 'x' se convertirá en sentido colectivo. Y aunque pueda haber excepciones, una mayoría "capacitada y relevante" puede digamos, secuestrar el sentido individual de algunos, arrastrando éste último a su contexto. Es entonces cuando cobra vital importancia el planteamiento del sentido individual y su análisis. Así pues, y como anillo al dedo para resolver este último enigma, surge la siguiente discrepancia con respecto a la consideración que planteas de que: somos personas con un ego muy definido que tendemos a guiarnos de acuerdo a nuestros propios intereses de forma natural. Aquí te pediría que, por favor, definieras INTERESES. Analicémoslos pues (y aquí es donde entra el juego el análisis de nuestro sentido individual y la importancia para el conjunto). Considero que unos intereses son naturales y otros, son solo eso. Ego. La exaltación del interés por lo que nos interesa (valga la redundancia), nos conviene o necesitamos para nuestra existencia. Ambas a menudo se confunden y los segundos pasan a tener mayor importancia que los primeros, surgiendo así los conflictos de intereses. Considero entonces que los intereses naturales de un individuo, jamás chocarán con los intereses naturales de otros individuos, ya que serán los mismos. He aquí la observación de la precisión de la naturaleza una vez más. Sin embargo los intereses que, digamos, provienen de la exaltación de los primarios y nacen desde el egocentrismo, chocarán con los del vecino (siempre y cuando éstos sean distintos, lo cual es muy probable). Entonces, aquí entrarán en juego un sin fin de conflictos, tiranteces y contradicciones a los que el famoso dicho 'tu libertad acaba donde empieza la mía' hace referencia. Por lo tanto y en efecto, no serán intereses naturales, innatos. Serán intereses inculcados que probablemente se arrastran desde el tiempo. Nacidos de antaño, probablemente de la inseguridad, del desconocimiento de la necesidad de enfrentarse al miedo, etc., etc., etc., o que se yo. Un ejemplo claro de la existencia de intereses NO NATURALES o que provienen de la exaltación del YO, o del egocentrismo, es el consumo de una gran cantidad de cosas que usamos que NO NECESITAMOS. Teniendo en cuenta que el ser humano por naturaleza, nunca se interesará de forma natural por algo que no necesita es curioso observar como seguimos adquiriendo cosas que no necesitamos, estando así el mundo lleno de desechos, cosas y métodos que llaman al exceso y que en ocasiones llegan a ser completamente inútiles y como estamos siendo testigos, totalmente contraproducentes. Así pues, diferenciar con claridad aquí el tipo de interés por el que nos guiamos, se torna fundamental. También, amigo Alberto R., hablas del Amor. Divina palabra. Y dices que como la teoría de las dos lineas paralelas que en algún punto convergen, en el caso de el amor, no chocan como lo hacen los intereses egocéntricos, sino que se unen para seguir un mismo camino. Yo creo que ahí está la auténtica perfección. O tal vez estoy pecando de romántica. Y añado que siendo el amor algo natural, no puede ir en detrimento del sentido de nosotros mismos ni de lo que nos rodea. Y ya, y por mi parte y por ahora, para terminar, dices: "existo yo" y "existen otros", en cuya definición parece incluirse la negación de la mía existencia. Y añado yo un sí, rotundo. Siempre y cuando nuestros intereses no sean naturales, es decir, provengan de la exaltación de los mismos. Y si, puede ser que, como bien dices, en la forma en que cada uno interprete esta aparente contradicción puede que se encuentre la clave de la existencia humana. Así entonces, unos considerarán que los intereses de unos habrán de prevalecer sobre los de otros, otros no... y otros se preguntarán cuales son sus propios, verdaderos e innatos intereses.

Sin más, me despido en este texto animándote a ti, y a todos los que lo lean, una vez más, a añadir, aportar y/o exponer cualquier comentario que consideréis necesario o que queráis aportar.


Recibe un cordial saludo amigo.
I. Morgades.

martes, 25 de agosto de 2009

Cuando el aire era aire y el agua, agua

Ahora que vivimos en la incertidumbre de saber si el mañana más cercano nos depará un futuro en la tierra en el que los seres vivos tal y como nos conocemos hasta ahora podamos sobrevivir, miro hacia atrás en un intento de dar un sentido lógico a lo que ha sido la trayectoria que el ser humano ha seguido desde el momento en que comenzó a formar parte activa de su entorno y hasta nuestros días.

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Es interesante el hecho de que el ser humano pasara de tener hijos sin nisiquiera planteárselo, ha pensar que tal vez si los tiene ahora, les esté condenando a vivir en un mundo prácticamente inhabitable o en un planeta sin los suficientes recursos básicos para su propia supervivencia, donde la situación termológica sea tal, que el ser humano deje de ser parte necesaria sobre la faz de la tierra.

Pasamos de vivir sin plantearnos el sentido de nuestra existencia a planteárnoslo constántemente y a diario. No contentos con eso, no solo nos preguntamos sobre nosotros como individuos sino sobre todo nuestro conjunto. Entonces pues, después de tantos siglos y siglos de intentar comprender el sentido de nuestra existencia en general ¿sabemos aún porqué o para qué estamos aquí?

Yo personalmente creo no tener mucha idea, así que si por favor alguien lo sabe o a leído alguna teoría sobre el tema por favor, que no dude en postear una respuesta.

Y así como los árboles contribuyen a la creación de oxígeno, las abejas a la polinización, seguido ésto de un largo etcétera con todos los seres que viven en la faz de la tierra, cuando se trata del sentido estricto de la necesidad de existencia del ser humano individual o globalmente pues, me surgen dudas existenciales.

Como conjunto, en muchas ocasiones, dejamos bastante que desear, pero ¿qué tal individualmente?

Lo lógico sería intentar hacer lo posible por sentirse bien con uno mismo cada día, pero aún hoy, parece que globalmente (aunque no a la gran mayoría, afortunadamente) nos sigue resultando dificil vivir en comunidad con personas de diferente ideología y nos cuesta respetarnos los únos a los otros en éste sentido. El egoísmo y el sentimiento de superioridad respecto de unos a otros prima, casi mayormente, sobre la tolerancia y el interés por el conocimiento incluso en las más altas esferas.

Para mí ahora mismo pareciera que nuestra existencia hubiese tenido más sentido cuando no sabíamos nada (allá por el principio de nuestros tiempos) que ahora que se supone que sabemos tantas cosas.

Por aquel entonces la presencia del ser humano en el planeta no era perjudicial. Era un ser más, que convivía en armonía con el resto de los seres vivos que lo componían. Iba adquiriendo poco a poco conocimiento tal, que hoy en día parece resultar más provechoso que muchas de las genialidades tecnológicas que se construyen y que tanto nos sorprenden. Y todo eso con un cuarto o menos del conocimiento que hoy en día poseemos.

Parece una señal clara de que antaño, antaño con menos conocimientos eran capaces de obtener mejores resultados a la hora de beneficiar su propia existencia. ¿En qué momento la cosa empezó a ir en detrimento?

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Es sabido que las antiguas civilizaciones o al menos a muchas de las que por supuesto nos preceden, son consideradas de una inteligencia sublime y cuyas investigaciones y creaciones son dignas de estudio por muchos científicos que todavía hoy no consiguen entender como llegaron a saber tanto, sabiendo tan poco.

Si entonces las investigaciones iban por delante de los acontecimientos ahora mayormente sucede al revés. Algunos incluso se atreven a afirmar que ya todo está inventado. Como si ya lo supieramos todo y no tuvieramos nada más que saber...

Y tal vez ahí es cuando empieza todo. Cuando aquellos que consideran que ya lo saben todo en la vida empiezan a adquirir mayor responsabilidad social.

Supongo que cuando uno llega a ese momento en el que cree saberlo todo lo único que le queda por hacer (ya que ya no necesita y por tanto ha dejado de observar y aprender) es reinventar lo que ya estaba inventado y darle una connotación diferente, eso sí, desde ese nuevo punto de vista en el que hasta las consecuencias de los actos son sabidas y parecen no importar demasiado.

Y así pasaríamos de crear armas que valieran para la caza y nuestra supervivencia a crear armas para matarnos los unos a los otros. De crear remedios que nos sirvieran para calmar nuestras dolencias y malestares a crear remedios que nos crearan una nueva enfermedad llamada drogodependencia o drogadicción. De usar la violencia física para defendernos de los ataques externos en momentos críticos a usarla como medio para someter a nuestro entorno... De cabrearnos de forma agresiva para expresar nuestra negativa y así ser escuchados a usar una premeditada violencia verbal para minar la autoestima del supuesto contrario... etc., etc..

Esto significa que el modo que tenemos de entender nuestra existencia afecta directamente al modo de relacionarnos con nuestro entorno. Si yo pienso que el entorno es una mierda, entonces trataré al entorno como a una mierda enorme, y si somos 6 billones de personas en el planeta pues no es de extrañar que el "global warming" esté iendo muchísimo más rápido de lo que esperaban hace 40 años.

Antaño, nuestros antepasados no tenían tiempo de plantearse si estaban o no a la altura de ciertas circunstancias o si sus vidas eran o no una mierda. Por consiguiente no lo eran. Que ahora nosotros, aquí en el "mundo desarrollado", creamos que nuestro estilo de vida es el mejor que hallamos podido imaginar y que todo lo que esté por debajo no esté a la altura, no significa que la vida de los de entonces para ellos no lo estuviera...

Las culturas ancestrales respetaban la naturaleza. Usaban su cerebro y las consecuencias nunca fueron negativas para ésta. Respetaban a los animales y solo los cazaban por superviviencia no para colgarlos de sus paredes y disecarlos como trofeos.

Observaban las estrellas para saber como funcionaba el universo y por consiguiente ellos mismos no para intentar encontrar un beneficio dirécto o para saber si encontrarían algún día en ellas algo que les pudiera beneficiar de alguna manera.

Pero sin embargo hubo un momento en el tiempo en el que todo cambió y lo negativo y contraproducente empezaba a tener más fuerza. Los valores como el amor por uno mismo y por los demás, el respeto al entorno, el crecimiento personal, el desarrollo cultural, la necesidad de conocimiento positivo que alimentara al cerebro se alejaba de los intereses primarios. Así hasta nuestros días.

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Incluso ahora que todos y cada uno de los miembros de la llamada humanidad, somos conscientes de que el camino que seguimos no es el correcto, ahora que hemos visto los resultados y estamos presenciando las catastróficas consecuencias que tal vez no sean ni un pequeño atisbo de lo que el futuro nos prepara, incluso ahora, hay miembros de las más altas capas sociales, personas que tienen el control sobre la vida de tantos y tantos miles de millones de personas que no parecen tener el más mínimo interés por salvaguardar los intereses del ser humano en la tierra y del resto de los seres vivos que desde antes que éste conviven en ella. Pero no sólo ellos, sino tambien personas normales y corrientes...

En este sentido, el ser humano en su conjunto se comporta de forma bastante parecida a un ser humano en su singularidad. A una sola persona.

La mayoría de nosotros no es consciente de los problemas que puede generar una situación hasta que empiezan a ocurrir y a afectarnos de forma directa. No apreciamos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Pero lo que hoy en día está en juego no es algo que tarde o temprano podamos volver a recuperar...

No se trata de un novio o novia que perdimos por la falta de atención aunque al final y con el tiempo nos demos cuenta de que en realidad no le queríamos... O de una situación que podríamos haber evitado pero que por las circunstancias olvidaremos con facilidad, e incluso tendremos la oportunidad de volver a vivir. La tierra que nos sostiene es la que está en juego.

A cuántos les importa realmente.

Afortunadamente, hace décadas ya que se viene investigando sobre el tema del cambio climático y sin embargo, es ahora que las personas de a pie están siendo alarmadas de forma constante y desde todas las esferas, cuando parece que realmente estamos empezando a concienciarnos de forma masiva. Ahora que parece que la cosa está más avanzada que nunca antes y que somos capaces de verle las orejas del lobo.

Y aún sin ser realmente conscientes de si es demasiado tarde para evitar un cambio tan drástico que sea capaz de modificar nuestros estilos de vida de tal forma que nunca más vuelvan a ser tal y como los conocíamos, comenzamos a reaccionar.

Reciclamos mucho más que antes. Ahorramos mucha más agua, y muchos de nosotros intentamos respetar nuestro entorno todo lo posible. Ahorramos energía apagando aparatos eléctricos que no utlizamos, buscamos coches que contaminen lo menos posible, procuramos utilizar productos biológicos que respeten el medio ambiente, e incluso alimentos. Y es el miedo a perder lo que tenemos lo que nos mueve. Ser conscientes de que lo que está ocurriendo está ocurriendo de verdad y nos afecta, está llevando a un moviento en la conciencia del ser humano.

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Recuerdo cuando iba al colegio y nos hablaban del efecto invernadero. Nos hablaban de aquello que lo provocaba y de cómo sucedía en la atmósfera: "El efecto invernadero viene provocado porque el CO2 se acumula en las capas inferiores de la atmósfera impidiendo que los rayos del sol salgan al exterior y provocando un calentamiento del planeta". Pero nadie nos hablaba en profundidad de las consecuencias brutales de ésto, ni sobretodo de los orígenes, a persar de que había estudios e investigaciones profundas que desde hacía años advertían del tema y nos explicaban los principales exponentes de la situación. Pero sobretodo nos exponían el problema dejándonos ese sentimiento de frustración 'tal', debido a que nos decían como era posible que eso ocurriera claro, pero es que, daba la casualidad que el motivo era el único estilo de vida que conocíamos, vivíamos y que se nos exponía. Así pues, según te lo decían, te entraba por un oído y te salía por el otro. O bien para evitar la frustración lo mejor que podrías hacer para olvidarlo era eso, olvidarlo.

Entonces, duele ver cuántas veces nos habrán contado las verdades a medias (que digo a medias, ni siquiera un cuarto de las verdades) que nos han enseñado a no creer necesario indagar en la profundidad de las cosas, como si lo que hubiera detrás de ellas no fuese importante. A ver que existen otros estilos de vida compatibles con nuestra presencia en la tierra. Y cuantos ciegos habrán incurrido en la consecución de las necesidades del verdugo, unas veces con indiferencia o pasividad... otras veces por dinero.

¿Qué sentido tiene todo ésto?

E incluso ahora, muchas personas que escuchan hablar del cambio climático prefieren negarlo, cambian de canal, lo rechazan y lo niegan, con tal de no enfrentarse al miedo que les provoca pensar que por la culpa de la insensatez del hombre, el mundo puede llegar a donde está llegando. Ellos y ellas ya tienen bastante con sus vidas truncadas, con los pagos de sus coches y su ropa, y de sus casas, algunos con sus fines de semana en lujosos hoteles donde encuentren el trato respetuoso afuera y que no pueden encontrar dentro de sí. Otros con llevar a sus niños al colegio para que les enseñen lo que alguien (que no se sabe quien es) considere necesario que se les deba enseñar.

Así es el egoísmo. Y cuando uno es egoísta tiene miedo. Y el miedo es algo que necesariamente ha de superarse. No puede uno mirar hacia otro lado y esperar a que todo pase. Ya no.

Guerras y más guerras por intereses económicos. Intereses económicos que significan dinero y más dinero para lujos y ventajas efímeras que nada tienen que ver con las verdaderas necesidades de nuestra existencia. Bosques quemados que se cuentan por millares de ectáreas, sistemas de abastecimiento innecesarios y perjudiciales. Millones de personas obnuviladas, alejadas de la realidad y contribuyendo con su indiferencia y su egoísta pasividad a la decadencia de nuestra existencia. Millones de dolares, euros, yenes, libras, etc., que curiosamente podrían ser conseguidos igualmente de una forma lícita y en absoluto destructiva. O reinvertidos en beneficio del conjunto de la humanidad, ¿o acaso el dinero no lo inventamos nosotros? Porque pareciera que las reglas por las que se rige el mundo que hoy conocemos hubiesen sido selladas de tal manera y fueran tan inamovibles como las reglas que nos obligan a respirar, a parpadear o a beber agua... Sin embargo, no es el caso. Se inventaron por el hombre y como tales, se pueden cambiar. El hombre no tiene ni tendrá nunca, más poder que la fuerza de la naturaleza.

Puede que todas estas incongruencias deriben de la necesidad de entender el sentido de la exitencia del ser humano y del saber hasta qué punto éste es necesario o no para el funcionamiento y la continuidad de la existencia de la tierra (tal y como puedan ser los árboles y su clorofila, las aguas y todos sus elementos que la hacen tan necesaria, etc.) Pareciera que cuanto más sentido pretendemos encontrar peores semillas plantamos. Así unos intentarán llegar a lo más alto cueste lo que cueste, para sentir que pintan algo en ésta vida y otros simplemente se limitaran a obedecer para que alguien les dicte el sentido de las suyas.

Esto vuelve a hacer que me pregunte qué sentido tiene o ha tenido nuestra existencia en éste planeta. Porqué llegamos aquí y que sentido habremos tenido si nosotros mismos nos echamos de una patada.



Por I. Morgades.

lunes, 24 de agosto de 2009

Identity

Sometimes we look around us trying to find out our connection with what's surrounding ourselves.

We see different people from different places, ages and backgrounds, different life styles and so and so, but there comes a time when you cannot really feel related to it. Something does not match inside the whole picture.

Then is when the sacred question pops out. Who am I?

Well, who am I?

Am I supposed to be what others are telling me to be or telling me that I am? or am I just a consequence of what life had made out of me? Out of my experiences and what they made me feel like.

I guess there's no way possible that someone else gets to let people know who they are and why they do what they do. Only them may know.

So it happens when you try to tell someone what's right and what's wrong (with their lives of with life in general). They may listen to you but as long as that certain knowledge does not come from their inside then they won't be able to understand and far from it believe in what you are saying.

That will be just your interpretation of the matter.

Having said this. Here is my interpretation.

To be clear and happy with what you are you have to be really concerned with what you have been. With where you come from and be confident with it. Feel it right and inside you.

Again, there is no way possible someone who does not understand his or her background or does not feel 100 % right with it will be able to set his or her feelings about his or her present in their present. Let's not talk about the future.

Past is the key. And it has to be settled.

I know many people (including myself) that at times is or has not felt related to their past or their background. They didn't have any knowledge from it and because of that they start building their lives from their present. It's like trying to start to built the house from the roof, how can the roof hold up over something that doesn't exist. And suddenly something happens in their lives that makes them to reconsider or redefine what they are about. We have to start all over again. And we can be doing so our entire life. How is that feel?

We are human beings. We have a past, a present and something that it's called future. But everything goes in order. One thing goes after the other in terms of trying to give a meaning to our sense of existence. How can the totality of humanity be able to know who they are or where they come from or have a sense of what they are in present if they don't know clearly what they were in the past? How they got to where they are now...

How can some people live peacefully when they don't feel related to what their ancestors were about or don't even know what the history of their past and present is about?

It is of vital importance to feel right with our past. Being able to recognize it, feel that part that connects to it inside of us and look at ourselves now and from it, not from the present.

Some people will not even want to look at it because sometimes people now will say that coming back to the origin is as bad as moving backwards. But probably they don't understand that (as the Spanish song called 'Moving' by Macaco says): 'moving back to the origin is not moving backwards, but stepping forward towards knowledge'.

Once you recognize inside you what you also have been and feel right with it (which means understand it) you will be able to see yourself clearly within your present and feel calm in it.


By I. Morgades.

Soñar

Si no soñáramos al dormir, nos moriríamos.

¿Pero qué pasa cuando dejamos de soñar mientras estamos despiertos?

Mucha gente vive a expensas de lo que la vida les trae de paso y ya sea por pesimismo, por pereza o por falta de motivación dejan de persiguir aquello con lo que siempre han soñado. Tal vez dejen de verlo como algo que está dentro de sus posibilidades o simplemente no hayan tenido el apoyo suficiente para creer en aquello en lo que desean y luchar por ello.

Otros encuentran su forma de vida siguiendo unas necesidades predeterminadas en lugar de las suyas propias.

Pero sea como sea, todos tenemos sueños y aspiraciones. Todos nos emocionamos al pensar que aquello que tanto queremos lo podemos conseguir. Pero muchos a veces, nos negamos a aceptar esta realidad y simplemente nos mantenemos al margen de nuestros deseos.

En ocasiones algunos nos acostumbramos a vivir de esta manera. Nos conformamos. Y esperamos a que todo pase. Y la vida pasa tambien.

¿Qué es vivir?

¿Acaso no es luchar por lo que se desea? Disfrutar del camino hacia ello y nadar en la satisfacción de haberlo conseguido?...

¿Que ocurre cuando dejamos de soñar despiertos? Cuando dejamos de luchar por nuestros sueños...

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Soñar dormidos.

Cuál maquinaria de relojería es el cerebro humano. Infinítamente inteligente y preciso al milímetro.

El cerebro nos obliga a soñar. No nos pregunta si queremos hacerlo o no, simplemente nos lleva a ello. Soñamos todas las noches (recordemos en nuestra realidad consciente esos sueños, o no) de manera involuntaria.

Hay muchas teorías que explican el motivo de este suceso y de las terribles consecuencias de su falta. Unas hablan de una necesidad vital de satisfacer las fantasías que no podemos satisfacer en nuestra vida despiertos. Otras, de un sistema de conocimiento de nosotros mismos y nuestras necesidades a través de mensajes cifrados que nos manda el incosciente (cifrados porque éste no habla nuestro idioma consciente). Otros de un método de ordenación de todo aquello que vemos, oímos y sentimos cuando estamos despiertos y que tal vez despiertos no nos paramos a entender...

En cualquier caso, se dice que soñar es vital. Y que las respuestas a muchas de las preguntas que nos hacemos en la vida consciente se encuentran en los sueños que tenemos mientras dormimos.

Entonces, tal vez los sueños sean una consecuencia física en respuesta a nuestros deseos, sentimientos, necesidades o vivencias, que ocurre mientras dormimos porque es el único momento del día en el que nuestro inconsciente puede ser atentamente escuchado por el resto del cuerpo. El único momento del día en el que nuestro inconsciente y nuestro consciente hablan el mismo idioma.

Tal vez no es que 'si no soñasemos moriríamos' si no que no existe la posibilidad de vivir sin soñar al dormir. Sin que algo nos guíe de alguna manera y nos muestre al camino hacia lo que queremos o sentimos. Tal vez los sueños sean la brújula de nuestra vida.

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La voluntad (de vivir / de morir)

En este sentido, es apasionante como el cerebro humano funciona.

¿Cuántas cosas son capaces de regir nuestro camino en esta vida? nuestra fisiología humana, nuestro destino (esté o no éste en nuestras manos es un debate que ocuparía otro blog) o nuestra creencia en él, nuestros sentimientos y emociones, nuestras creencias. Todos ellos (juntos o por separado) nos rigen en esta vida para llevar a cabo una función.

Un ejemplo de esta maravilla que es el camino a la comprensión del sentido de la existencia, para mi, es la voluntad.

Es curioso como uno NO puede dejar de realizar el acto fisiológico e involuntario y vitalmente necesario de soñar (en este caso), respirar, parpadear, y muchas otras cosas sin las que no podríamos vivir. No tenemos opción a ello. Es algo completamente fisiológico que no tiene nada que ver con una decisión que podamos tomar o no. Pero sin embargo, uno puede ayudarse a dejar de realizar el acto involuntario de respirar, unicamente eso si, ayudándose externamente de algo y forzándose a ello. Es ahí cuando está iendo en contra del acto voluntario de vivir.

Uno puede, voluntariamente, llevar a cabo la decisión de dejar de vivir. Aunque no sea tan fácil como decir si o no.


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La mayoría de la gente quiere vivir. Estámos aquí para vivir. Nuestro cuerpo se rige en función de ello. Pero sin embargo, perdiendo la esperanza por la vida lleva a cabo la decisión de morir. Entran en un estado de desesperación tal en el que, no son capaces de discernir esa especie de "psicología interior" por la que ordena y rige el cuerpo humano. Ese principio de la vida que hace que la sangre fluya incesantemente por nuestras venas y que nuestra fisiología se encarga de sobrellevar con el único fín de sobrevivir. Y como si el cerebro se atrofiara o se desconcertara de tal forma que dejara de entender el sentido de la realidad y solo fuera capaz de encontrar en ésta la consecuencia última, deciden morir.

Es, tal vez, entonces cuando encuentran el error en la fuerza en la voluntad para llevar acabo la única solución que pueden encontrar y que casi misteriosamente a cualquier otra persona le resultaría imposible realizar.

Sin embargo, ahí no entra en juego el factor fisiológico, es decir: el cerebro no decide que debe morir y por ejemplo hace que la sangre deje de reciclarse o directamente como un aparato que deja de funcionar se muere. Se ayuda de una voluntad, de esa "fuerza" (tal vez debiera utilizar el término 'psicología') que nos lleva a cometer el acto desde el exterior hacia el interior. Nunca alrevés.

Decidimos usar algún objeto que nos ayude a suicidarnos. Decidimos saltar el puente porque creemos que la caída cesará nuestra agonía. Pero el cuerpo por si sólo no lleva a cabo ésta función. Se resiste a ello. Entonces, ¿a quién le consulta para realizarlo?

La capacidad de llevar a cabo el suicidio podría ser entonces un error fisiológico por ir en contra del sentido de las funciones de nuestro organismo. Pero sin embargo, en muchas ocasiones se lleva a cabo desde la voluntad. Tal vez, la particularmente nacida en respuesta a la incomprensión y consecuente desesperación por la incapacidad de organizar nuestros pensamientos, entenderlos, entender nuestro entorno y nuestra propia vida.

Surge entonces la pregunta de saber de dónde surge el error de nuestra voluntad para aclarar el principio básico de la misma. Si es algo que se puede tratar con la ayuda de un psicólogo especializado en nuestro problema, entonces sabemos que se trata de un problema de compresión y de la ordenación de los pensamientos y de los sentimientos. Si va mas allá y surge del mal funcionamiento del cerebro o de problemas psiquiátricos entonces habrá otras cosas que nos puedan ayudar, aunque en éste último caso la diferencia es que se trata de un problema ajeno a nuestra voluntad.

Sea como fuere, el suicidio va en contra de nuestra fisiología y necesita de una voluntad para llevarse a cabo (venga ésta del error al ahora de analizar nuestra situación o por su incomprensión, venga de la confusión producida por el mal funcionamiento del cerebro). El cuerpo por si solo nunca llevará a cabo esa acción si no tuviera algún problema o atrofio físico o mental. El cuerpo siempre lucha por sobrevivir.

Entonces pues ¿de dónde nace la voluntad que nos hace llevarlo a cabo?

Parece que sea algo que viene del exterior. De una convicción propia a través de un conocimiento que hemos ido adquiriendo del exterior y que tal vez no hemos depurado.

Esto me lleva a creer que la voluntad (de morir) nace de nuestro cúmulo de experiencias y pensamientos sobre lo que captamos. Proviene de lo que recibimos del exterior y se gesta en nuestro interior. De nuestras vivencias y de lo que hayamos aprendido de nuestras experiencias. Como las hayamos analizado, racionalizado, diseccionado. De aquí la importancia de pensar por nosotros mismos. Analizar el porqué de nuestros actos y nuestro día a día.

Desde la parte racional-consciente, el hecho de que surjan en nosotros conflicos que nos lleven a no entender el sentido de nuestra vida lleva a nuestra parte del cerebro-consciente a preguntarse porqué quiere vivir, y si nuestras experiencias no han sido consideradas lo suficientemente agradables, no las hemos canalizado, filtrado correctamente o racionalizado, que el cerebro le pregunte a nuestra voluntad consciente, entonces puede ser un grabe error.

Ésto ocurre siempre desde el lado voluntario y consciente. Mientras somos conscientes, mientras estamos en estado de vigilia, puede que el cerebro-consciente le pregunte a la voluntad consciente, porque ésta hablará su idioma más directo. Cuando estamos dormidos, es el inconsciente el que se comunica con el consciente, y no alrevés. Entonces se torna vital el hecho de encontrar el sentido correcto dentro de nuestra parte consciente.

Por el contrario nuestro organismo siempre decide vivir. No parece preguntarle a nadie. Y son esas ganas innatas de vivir que parecen provenir del interior las que mueven el día a día de todas la mayoría de las personas. Esa parte del organismo irracional, involuntario siempre se mueve en esa dirección. Continuar viviendo. Tal vez el organismo si sabe cual es nuestro sentido de la vida. Pero nuestra realidad consciente muchas veces inmersa en imágenes, palabras, textos, vivencias en ocasiones incomprensibles, etc., nos confunde y nos aleja de éste sentido. Necesitamos entender a nuestra 'voluntad-inconsciente' para 'vivir de día'. Y parece que en la mayoría de los casos así lo hacemos. Unos en mayor grado que otros pero así parece ser.

Si no, cuando no entendemos el sentido de nuestra vida ¿porqué vivimos? Si nuestras experiencias nos sobrecojen y hacen que nuestras emociones, como vendavales nos arrollen y nos hagan dejarnos llevar por la desesperación ¿porqué nuestro cuerpo sigue decidiendo seguir viviendo?

Desde el lado consciente, a veces encontramos en nuestros pensamientos un porqué que, aunque no nos convenza nos ayuda a sobrellevar la agonía (en la mayoría de los casos obviándola). Nos guiamos por costumbres, por actos que vemos en los demás y que a ellos les ayudan y consultamos en el exterior lo que se supone que debemos hallar en nuestro interior.

Parece que el ser humano se rige en la vida impulsado por dos lados. Su lado consciente y su lado inconsciente.

¿Cuál es el sentido fundamental de cada uno?

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Soñar despiertos.

Hay mucha gente que se ha cansado de soñar despierta.

Viven en su mundo de realidades incuestionables y no conciben la opción de luchar por sus sueños. Muchos en ocasiones no saben cuales son, tal vez pasa mucho tiempo hasta que deciden plantearselos. Otros los tienen muy claros desde el principio.

Sea como sea, soñar despiertos tambien parece ser algo fundamental.

Yo digo que 'si no soñamos cuando dormimos morimos, pero si no luchamos por los sueños que tenemos cuando estamos despiertos malvivimos'. No estaremos experimentando la vida al máximo.

Tal vez los sueños que tenemos cuando estamos dormidos nos hablan de los sueños que deberíamos tener estando despiertos.

La importancia de tener sueños por los que luchar al vivir es entonces incuestionable. Pareciera que encontrarlos es la parte más dificil. Muchos de nosotros a veces en este respecto nos sentimos perdidos. Así, tambien muchas veces me encuentro con personas a las que pregunto qué es lo que quieren de la vida y me encuentro un 'no lo se' por respuesta. Entonces les digo 'mira más adentro'. Porque si el ser humano se rige por dos lados en su conducta (el lado consciente y el inconsciente) tal vez sea un error que solo le preguntamos a uno de ellos. Tal vez estamos demasiado obcecados en la realidad más palpable y consciente que crece de forma imparable alejándonos de nuestra realidad más intrínseca impidiéndonos realizar nuestros propios sueños.

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Recuerdo cuantas veces me habrán hecho esa pregunta en el colegio. ¡Cuánto mal habrán hecho muchos profesores y profesoras a la sociedad!

La cosa era así:

El profesor o la profesora preguntan, '¿qué queréis conseguir de la vida?' o '¿qué queréis ser cuando seáis mayores?' Y la respuesta de la mayoría de nosotros, lo primero que se nos pasaría por la cabeza era decir: 'ser felíz'.

Era entonces cuando el profesor o la profesora de turno chafarían y chafan toda esperanza de superviviencia diciendo: 'eso no es una respuesta, tienes que decidir que quieres ser' o 'todo el mundo quiere ser felíz eso no vale, a ver ¿qué queréis ser?'. Entonces surge el conflicto (cuando lo más correcto hubiera sido decir algo así como 'eso está bien pero ¿cómo crees que puedes llegar a ser feliz? o ¿qué te hace feliz?').

Si, por el contrario, lo único que querían saber los profesores eran las vocaciones profesionales de sus alumnos entonces tendrían que plantear la pregunta de una manera muy distinta: '¿A qué te quieres dedicar cuando seas mayor?' Muchos alumnos habríamos dicho: 'no lo sé' y entonces, ¿qué hubieran dicho los profesores?

Para mi la respuesta 'quiero ser feliz' si vale. Si la damos simplemente por inválida estamos restándole la grandísima importancia que tiene al sentimiento de 'querer ser feliz'. Es el principio de todo, quitarle importancia es un grabísimo error.

Saber que se quiere ser felíz es el primer paso para encontrar dentro de uno mismo lo que uno mismo quiere de la vida. Siendo consciente de que quieres ser feliz, sabrás el camino para encontrar aquello que te hace feliz. Sabrás reconocer aquello que hace que te sientas así.

Cuando uno sueña despierto es feliz.

Luchar por nuestros sueños, es la auténtica vida. La que nace en nuestro interior y se expresa en el exterior y no al revés. Como el arte.

El arte nos hace sentir. Ser conscientes de nuestros sentimientos. Definirlos.

Es algo que solo el ser humano puede hacer. Nace en el interior y se expresa en el exterior.

Entonces el Arte es como un sueño hecho realidad. Algo maravilloso.


Por I. Morgades.

miércoles, 19 de agosto de 2009

RACISMO



El otro día, comentándole a un amigo sobre el tema de que tenía un blog, éste me preguntó si había publicado alguna entrada sobre el racismo. Sorprendida le dije que no. Pero que me pondría a ello y lo haría.

Pensé que era un tema que conocía sobremanera pero curiosamente y una vez más, nada más lejos de la realidad.


Resulta que aquello a lo que yo siempre había llamado racismo en muchas ocasiones lo confundía con etnocentrismo y que, a aquello que siempre se ha llamado xenofobia yo muchas veces, también lo había confundido con racismo.

Entonces pues, pongamos un poquito de luz en el asunto exponiendo las definiciones de cada una de estos históricos (y no tan históricos) conceptos.


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El concepto de "raza"


Si buscamos esta palabra en diferentes diccionarios, encontramos que mayormente sirve para designar las diferencias genéticas de origen hereditario entre las diferentes especies, eso sí, dentro del campo de la biología y en referencia a los animales.

Si observamos un poco más, solo un poco, encontramos que además es un concepto que hace tiempo, empezó a considerarse poco aconsejable como uso descriptivo en términos de diferenciación categórica en el género humano (en nuestro caso Homo sapiens sapiens) también eso sí, dentro del marco científico y antropológico.

Sin embargo para la gente normal como nosotros está más que claro, y en tono irónico se me ocurren un par de párrafos que describirían la situación:

Existe la raza blanca y la raza negra, y luego está lo demás, que es... Lo demás son mezclas de estas razas... Y las que no son mezclas, pues... dependerá de donde vengan. Así pues, si están más cerca del norte y son de "piel clara" aunque no tanto como los "originarios de Noruega", (por ejemplo los españoles de "origen español", o los franceses de "origen francés"), pues esos son de raza blanca; y si están más cerca del sur, aunque no vengan del África negra y son morenos de piel, pues esos son de raza negra también.


Si surgen dilemas como de qué raza serían las personas provenientes de la India que tienen la piel muy oscura (aunque no son africanos), o los árabes del Oriente Próximo y las mismas características físicas, pues entonces, esos a lo mejor, no tienen raza, simplemente son de donde son. Tal vez deberíamos añadir varios tipos de raza más como: la "raza de algunos indios de la India" y la "raza de una parte particular del oriente próximo y según las características genéticas de la persona"... Por no hablar de las personas de origen oriental. Aunque a ellos también se les pueda catalogar dentro del conjunto, extenso por necesidad, de "raza blanca" (añadiría yo "con tonalidades").


Con esta 'teoría del desconocimiento' quiero decir que, en mi opinión, el concepto "raza", tal y como lo conocemos y para diferenciar al ser humano, ha sido, fue, es y será un concepto muy ambiguo que solo cobra sentido en las mentes de los que por alguna necesidad en un momento dado necesitan de ésta diferenciación para conseguir un propósito.


¿Qué es la raza entonces?

¿Existen sólo la raza blanca y la raza negra?


Porque si es así, si la raza negra solo le corresponde a las personas de origen africano del África negra y el resto de la humanidad es de raza blanca, estaría entrando en juego el factor de diferenciación genética. Entonces pues, ¿no habría que clasificar a ese resto de la humanidad en diferentes razas también, teniendo en cuenta que las características genéticas de alguien "originario de oriente próximo", no son las mismas que las de alguien de Europa central o de América Latina? Tal vez sea ahí donde la antropología y la biología encuentren su talón de Aquiles a la hora de clasificar al ser humano por "razas"...


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Racismo

Consecuentemente al concepto de "raza" como elemento discriminatorio, le sigue otro concepto colateral: el racismo.

Nunca me había parado yo a pensar que el concepto de "raza" pudiera haber sido creado mucho después de que el ser humano por primera vez tuviera consciencia alguna de las diferenciaciones genéticas en el origen de las personas que de distintos países provenían. Y sin embargo pareciera que es un concepto que se originó desde los primerísimos días de "la creación". Es más, hasta ahora era como si Adán y Eva ya supieran entonces que eran de "raza blanca" cuando nada está más lejos de la realidad.

Y mucho menos me hubiera parado yo a pensar que este "nuevo" concepto (como elemento de marginación) sería originado a partir de un motivo de naturaleza prioritariamente económica, como era y es la necesidad de mantener cierto estatus social haciendo normativo incapié en la diferenciación por "sangre", "castas", "razas" o "cruzas" y salvaguardar así una diferenciación que beneficiaría básicamente a los intereses económicos de los que lo crearon ya allá por el siglo XIII o XIV.

Esto significa que mucho antes de que éste concepto surgiera en las antiguas tierras ibéricas y colonias españolas en América (e imagino que aunque pocas, en las de África también) pocos eran los que hacían diferenciación discriminatoria de las personas en función de "su naturaleza sanguínea". Hasta ese momento la única diferenciación que se hacía de las personas vendría motivada exclusivamente por su lugar de procedencia. No por su aspecto físico, ni mucho menos su ADN. Existía pues un sentido de la diferenciación por éste último motivo, pero no de la discriminación. Existía pues el llamado etnocentrismo.

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Así pues a medida que el uso de este nuevo concepto de "raza" se iba extendiendo a lo ancho y largo de las comarcas e incluso a través de las fronteras, iba adquiriendo una racionalidad que le daba un significado que a la larga muy pocos se atreverían a cuestionar.

Tanto era así que incluso grandes textos de la historia han sido inspirados gracias al y de la mano de su peor consecuencia. El racismo.


Cuando en tiempos del Antiguo Régimen y desde la Santa Inquisición, basándose en fundamentos teológicos cristianos y aristotélicos (fuente: 'Wikipedia') se comenzó a perseguir a cualquier persona con posibilidad de tener no ya un cuarto, sino una decimoséptima parte de sangre de procedencia no exclusivamente cristiana, y amenazante de adquirir cualquier tipo de privilegio social y/o aristrocrático, creándose así los "estatutos de limpieza de sangre", no es de extrañar encontrar diferentes escritos de naturaleza racista y discriminatoria de manos de considerados grandes usuarios del intelecto de entonces, como podría ser el famosamente nombrado y conocido don Francisco de Quevedo ('cristiano viejo' de pura cepa) que alumbraba a las generaciones venideras con textos que incluso hoy en día siguen estudiando en el colegio. Uno de ellos, ejemplo de su naturaleza malévola y discriminatoria decía así, en referencia a las que entonces se suponían características físicas de los judíos:

"Erase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.
Era un reloj de sol mal encarado,
érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.
Erase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egito,
las doce Tribus de narices era.
Erase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera
que en la cara de Anás fuera delito."


Hubiera preferido yo entonces que me hubieran enseñado una canción de rap en español que rimase también. Seguro que hay unas cuantas que además me hubieran aportado algo de lo que considero conocimiento productivo.
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Trayectoria.

Es curioso observar que desde el comienzo de La Colonización y, por consiguiente, de éste método de segregación racial discriminatorio, han ido aumentando en número de enfrentamientos de ésta naturaleza (es decir raciales) llegando incluso a derivar en el peor de los conflictos a los que la humanidad jamás se haya enfrentado y que más muertes generó entonces y ninguno ha generado hasta ahora. La Segunda Guerra mundial.

Miles de hombres proclamando a los cuatro vientos la supremacía de una supuesta "raza blanca" altos, de ojos azules y pelo rubio, cuando incluso ellos mismos se veían en conflicto al considerar que la mayoría eran bajitos, morenos y no demasiado claros. Avanzanban con el afán de hacerse con un planeta entero lleno de gente distinta allá donde se hallaran.

Afortunadamente, para la mayoría hoy en día teorías de éste tipo se caen por su propio peso.

Hoy siguen sucediendo conflictos de naturaleza racista, tal vez menos estridentes ni globalmente mortíferos, pero siguen sucediendo.

Otra cosa son los conflictos de naturaleza etnocentrista. De esos hay muchos también. Los vemos en las noticias a diario.

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Etnocentrismo.

Si observamos las diferentes definiciones para la palabra 'racismo' llegamos a encontrar contradicciones importantes, puesto que donde algunos definen parte de las mismas dándo el significado de otra palabra, otros directamente los comparten para el mismo concepto, y así bastantes resoluciones más.

Sin embargo, varias cosas quedan claras y siempre se repiten.

Se habla de que se trata de una 'doctrina que establece una jerarquía entre las diversas razas o grupos nacionales, y defiende la superioridad de uno de ellos respecto a los demás' (fuente: The free dictionary by Farlex) y también, pone como ejemplo el sentido de supremacía de una supuesta "raza blanca" que originó el conflicto nazi.

(Si bien es cierto que en mi opinión el concepto 'racismo' no se podría definir desde el punto de vista de el concepto 'raza' ya que una vez más este concepto es ambiguo y poco concluyente. Como muchos estudiosos han venido a bien dejar en claro que mejor que "raza" sería más correcto usar los términos etnia o población)

Pues bien, en cualquier caso, ésta definición que hace el diccionario 'The free dictionary by Farlex' del significado de la palabra racismo, usando erróneamente el concepto de raza al resultar este incoherente a la hora de clasificar al ser humano, no difiere mucho del significado que ellos mismos dan para la palabra etnocentrismo. Esto es: 'Tendencia a mantenerse en el interior del grupo social propio y a privilegiar sus formas culturales, atribuyendo a ellas una neta superioridad sobre las demás'.

Entonces, ¿qué diferencia al etnocentrismo del racismo?

Tal vez no es que sean diferentes el uno del otro. Sino que del etnocentrismo, hemos derivado en el racismo.

Algunas fuentes describen que el racismo simplemente describe a las personas de "otra raza" de una manera inferior, pero no las discrimina. Sin embargo el etnocentrismo si lo hace. O al revés.

En fin, en mi opinión la descripción del etnocentrismo que da el diccionario de la Real Academia como 'el acto de ver y analizar el mundo de acuerdo con los parámetros de la cultura propia' , es la más acertada en su sentido más amplio.

Ésta definición, unida al significado de lo que podría ser el racismo (algo que, empeñados ya en dar significado válido a una incógnita relativa a la opinión, yo me lanzaría a interpretar a título personal como un derivado del etnocentrismo en su forma más radical, violenta e intolerante) deriva en la conclusión sobre lo que muchos y muchas vemos y vivimos cada día y que nos cuesta tanto definir, tanto en España como en el resto del mundo; el rechazo.

Rechazo al reconocimiento de igualdad entre grupos de determinadas personas.

Si antaño se clasificaba a las personas diferenciandolas por características digamos genéticas, parece ser que, a lo largo de la historia, esas caracteristicas tambien han ido derivando en otras diferencias dentro del marco social, sean estas de clase o grupo social, o tan antiguas como simples diferencias de opinión.

Pareciera como si hoy en dia aquello que pudiera ser considerado diferente por digamos 'una mayoría' automáticamente adquiera un sentimiento de rechazo por parte de nuestra retina y más allá.

Hoy en día las simples diferencias de opinión pueden derivar en verdaderos conflictos de intereses o no, que confluyan en el rechazo absoluto y la, no ya la no acepción si no, la libertad de expresión de una otra posible realidad u opinión sobre aquello que acontezca, llevando esto a que, tal vez y hasta el momento, aquellos que nunca se sintieron diferentes, comenzaran a sentir un alejamiento de su entorno.

Cierto es que esto todavía hoy es motivo de guerra en muchos países. Sobretodo en Oriente Próximo, así que tal vez no estaría de más apreciar diferentes grados para esta mezcla explosiva de combinación.

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Conclusión

Es triste y a la vez alentador, saber que muchas veces hemos visto esta parte del contexto por separado obviando una vez más su origen.

Triste porque una vez más nos vemos inmersos en el mar de la intolerancia debido a nuestra incultura. Y alentador porque, aunque no haberse informado uno sobre un tema antes de hablar o de agredir (y más hoy con las facilidades de internet) no justifica un acto de agresión, también habla de la ingenuidad que nos hace inocentes y vulnerables al creer en lo primero que se nos dice o en lo primero que vemos o escuchamos.

Visto así muchos de nosotros, alguna vez, hemos entrado en debates y discusiones sobre si el racismo existe o no en determinados lugares, o sobre si está bien o está mal. Siempre obviando el orígen de la palabra de naturaleza egoístamente económica y de proliferación del propio 'status', y por lo tanto su auténtico significado.

¿Qué significado tiene el racismo a estas alturas de la vida y para quién?

Para mi está más que claro.



Por I. Morgades


martes, 18 de agosto de 2009

- En el cambio está la evolución -

Esta semana han muerto dos personas muy importantes para España, y para el mundo.

Se trata de Alphonse Arcelin (Haití 1936 - 17 de agosto 2009, Cuba) y de Salvador Pons Muñoz (1929 - 2009).

El primero doctor en medicina y ex-concejal en Cambrils (Catalunya). El segundo fundador de 'La 2' de televisión española.

Aunque vienen de campos sociales muy diferentes, en mi opinión, ambos también nos han enseñado el gran significado del respeto a la dignidad de las personas gracias a su aportación a través del cambio.

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Alphonse Arcelin (nacido en Haití en 1936) estudió y vivió en España durante la mayor parte de su vida, y fue aquí donde inició una lucha personal y social por la liberación y el respeto al cuerpo de un antepasado africano que tras en su día ser desenterrado y robado por unos naturistas franceses, 170 años después era expuesto en el museo de Dander de Catalunya como 'El negro de Banyoles'.

Así, como otro trofeo más de las expediciones colonialistas, era desterrado de su país y de su tumba (con el único beneplácito del carácter autoritario e imperialista de aquel entonces) para convertirse en objeto de observación para unos y sobretodo lucro para otros que, en general, nada tenían que ver con él, con su familia o con su entorno cultural más cercano.

Alphonse comenzó en 1991 una lucha para salvaguardar lo que consideraba 'la dignidad no solo de ese ser humano sino de todos los seres humanos' y fue 9 años después, el 5 de octubre del año 2000 cuando lo consiguió. Pero no sin dolor, pérdidas económicas y sin aguantar el resquemor y el odio de aquello y aquellos que iban en contra de todo por lo que él luchaba. Pero aún así, siguió adelante y tras nueve años de intensas luchas, lo consiguió. Luchó por la dignidad, la libertad y el respeto pero sobretodo y tal vez sin saberlo actuó en favor de la rectificación de los errores históricos cometidos en el pasado. Los grandes errores de la salvaje y cruel colonización.

Todo un ejemplo que merece ser recordado por todo lo alto.

Descanse en paz.

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Salvador Pons Muñoz (80). Fundador de 'La 2' de televisión española.

Un hombre dedicado al cambio y a la revolución intelectual. Apasionado de la cultura y del respeto al intelecto humano. Nos regaló los principios de la libertad de pensamiento y de la apertura de las mentes a otros campos bien distintos a los que España estaba entonces acostumbrada a ver en la televisión.

Muchos y muchas nos preguntamos aún como fue posible que programación tal fuera permitida sin reparo aún en tiempos de fransquismo pero, personalmente creo que el motivo era que incluso al Sr. Dictador le gustaba lo que veía en la nueva televisión. Habría pues de parecerle diferente y, de alguna manera, le gustaba el cambio.

Un hombre de ojos cálidos y respetuosos que nos enseñó cosas del mundo que no sabíamos y abrió el camino a una nueva televisión mucho más acorde con el nivel que las capacidades del ser humano le exigían y exigen.

Y siendo yo titulada en el campo de la realización de audiovisuales y espectáculos (y una apasionada del intelecto y la cultura) no podría hacer más que dedicar a este maestro de la sociedad unas palabras en este rincón del pensamiento y también a él, darle las gracias. Y desear que en esta vida sigan existiendo muchas más personas como él.

Sr. Salvador, descanse en paz.



Por I. Morgades.

lunes, 17 de agosto de 2009

'You are not alone'

How important the message contained in a song can be...

How important the fusion with it's music...

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Sometimes we will find ourselves listening to certain songs that will allow our hearts to lead us to places where maybe we had not ever been to yet but still are very familiar although they seem to be far away from our routine.

Or they might just bring along to present old memories and feelings that we thought had been already buried but suddenly rise up again with such power that we can't just deny.

There is always a moment on time when we take off and feel represented in a song that involve us to suddenly make us touch down on our inner self. The bottom of some place inside us that most of the time is left out forgotten.

Whether it is because we don't have time to reach this hidden places very often or just because we don't know how to get them easily, when we get to this point it feels like nothing else matters but that we are feeling at that very instant.

That 's something only music can do. There will not be time to even think about it. In a moment, whether you want it or not it will take you anywhere. A place where you actually know what you want, how you feel and why. A place where you can get to really meet yourself.

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How do we get there easy?

Well, let's say laying down, closing our eyes, taking a deep breath and letting ourselves go with the flow of that music.

What is that song for you?

Please let me know.

By now I'm just suggesting you one that many of you might have already heard, and some others might just have not. However, I think it switches on a point where we all have been to and is nice to remember or simply show us a place where some of us are just wanting to be.

I hope you relax and enjoy it.

By I. Morgades.