martes, 13 de julio de 2010

Biología y Ser humano


A raíz de la grabación de un reportaje en el que mi valorado amigo Martin López hacía un comentario al respecto del significado del actual separatismo étnico e interracial, es que se me ocurrió el título de este texto sobre el que sugiero comentar algo al respecto.

Mi amigo Martin, al que agradezco encarecidamente su palabras en el reportaje y sobre el que os animo a seguir sus textos expuestos a través de su página web (....), comentaba algo acerca de esa tendencia innata del ser humano a crear grupos como un factor biológico que si bien antaño hubiera servido para mantenernos "a salvo" de otros grupos con los que no teníamos contacto debido a las distancias, entre otras cosas, hoy, al ser la situación otra completamente distinta, la situación cambia, y sin embargo, dicha actitud, no por ser biológica o innata hubiera de permanecer sino que hubiera de ser superada teniendo en cuenta la evolución temporal y que hoy en día la cercanía y el contacto con otras personas lejanas es una constante frecuente y más fácil de llevar a cabo.

En este sentido entiendo que el ser humano, efectivamente, tiene una tendencia perjudicial a encontrarse absolutamente al margen del conocimiento de si mismo como algo biológico y de no entender como tal sus movimientos, pensamientos y constantes cambiantes.

Parece ser que tendemos a entendernos a nosotros mismos como seres que, casi al margen de la naturaleza propia biológica que dicta el porqué de nuestros movimientos, encuentran a través de una supuesta capacidad de razonar, una supuesta capacidad de dar un sentido a su realidad al margen de todo eso. Creamos una autoridad sobre nosotros mismos sobre la que no parecemos tener capacidad de dirección y desde ahí intentamos comprenderla y darla sentido.

Así pues resulta fácil comprender muchos de los dilemas en los que nos vemos envueltos día a día, y en cualquier caso si algo parece evidente es el hecho de que a través del conocimiento de nuestro funcionamiento como algo biológico resultaría mucho más sencillo comprender el porqué, ya no de las cosas si no de nuestros actos e incluso de nosotros mismos.

Nos vemos y nos miramos como si de un espejo se tratara. Desde fuera, intentamos dar una imagen o conclusión concisa de nosotros mismos. Sin comprenderla desde lo intrínseco de si misma.

Tenemos pues una tendencia innata de, para entender nuestra realidad, extrapolarla (mediante el raciocinio) para intentar sacar una conclusión de la misma. Es un método este de re-conocimiento a través del cual nuestra realidad biológica intrínseca intenta acercarnos a ella.

Tal vez se trate de un mecanismo de comprensión que lejos de ser el resultado concreto en si mismo en el que parecemos estancados, sea el mecanismo que avanza en pro de un conocimiento más intrínseco de nosotros mismos como muchos otros que, si antaño no conocíamos porque el cerebro no nos daba en ese momento para más, hoy si, se encamine a una desaparición.

Lejos de dar un sentido racional a la realidad que encaje en sí mismo (lo cual parece conflictivo y confuso ya que todo el mundo tiene una opinión), buscamos hoy un sentido racional que encaje con nosotros biológicamente. Que lo entendamos como tal.

Cómo si no es posible el consenso entre las personas si no es cuando este es reconocido de forma biológica por todos y cada uno de sus componentes. Tal vez cuando decimos que todos y cada uno de los seres humanos somos iguales nos referimos a este punto, que lejos de entenderse desde un punto de vista única y exclusivamente racional habría de entenderse desde una comprensión biológica que en este sentido si fuese asumida por todos y cada uno.

¿Qué nos aleja de este menester?

Lo vemos cada día.



I.