miércoles, 25 de noviembre de 2009

Supersticiones



Si algo pareciera evidente es que, cuando antaño uno se supeditaba a una superstición (o a una creencia que le llevase a frenar sus actos desde, como yo digo, 'el exterior') lo que se ocultaba bajo ese fino velo era la palabra miedo.

Miedo a una situación incontrolable que pudiera hacer daño.

Pero... ¿qué se escondía tras él?
__________________

La respuesta puede parecer sencilla. El desconocimiento.

El miedo es algo que podemos padecer todos los seres humanos. Supersticiosos o no... Valientes o cobardes, y las supersticiones parecen acompañar a nuestra existencia casi desde esos tiempos de los que no se acuerda nadie.

Pero ese tipo de miedo irracional que nace en nosotros cuando por ejemplo, percibimos creemos o sentimos que nos encontramos en peligro y que entonces estaba directamente relacionado con la superstición, difiere de alguna manera del miedo natural que sentimos hoy hacia la superstición en sí misma, si es que sentimos alguno.

Hoy, gran parte de nosotros al contrario que entonces, no es más que eso, una superstición.

Y ese es el tema que me preocupa hoy. Observar y charlar sobre como evolucionan las creencias y sus fundamentos.


_________________


Allá en tiempos lejanos, donde el interés de nuestra consciencia de existencia y sentido del porqué eran plausibles, y muchos de los actos que acontecían estaban directamente relacionados con la necesidad de encontrarle un sentido a lo que rodeaba, (ya que hoy en día parece que nos guiemos completamente ajenos a la brújula del porqué de nuestros actos...-) Allá entonces, existía una creencia absoluta en que el destino de los hombres estaba totalmente supedidato a las circunstancias 'mágicas' o 'incomprensibles' que pudieran rodearles y que fueran más allá de su entendimiento, mucho mayor que la creencia hacia ello que existe hoy en día. O al menos entonces este hecho era más común y visible. Unas creencias tan fuertes, capaces de controlar los actos de las personas que en ellas creían.

Unos basaban su existencia guiándose por indicaciones astrológicas que darían vida a su destino... Otros por la creencia en el más allá serían guiados y otros empezarían a darle más importancia que sentido a la religión. Pero todos querían el mismo fin. Encontrar una respuesta que diera sentido a los porqué que rodeaban el marco en el que se encontraban.

Pero había otra cara de la moneda. Muchas de estas y aquellas creencias son y eran consideradas por el mundo de la ciencia como eso, simples creencias no fundamentadas y que se enmarcan según ellos en el concepto de 'pseudociencias' (que viene a significar que son falsas), ya que no tienen una base científica lógica y concluyente que las acredite.

Pero aún así la gente las creería. Unos le darían más importancia a unas y otros a otras en función de lo que creyeran más probable, lo que sintieran más cierto, o lo que creyeran conveniente. Aquello que les diera una respuesta. Cosa que la ciencia reglada no haría si ésta no fuera concluyente, demostrable y que, al fin y al cabo habría de ser para los que en ella hubieran de creer, popularmente creíble.

Observamos aquí, que la ciencia reglada y probada ofrecía respuestas, pero no tiene ni tenía tantos adeptos ciegos. Digamos incluso que comúnmente es y era casi más difícil de 'ver para creer', que las ciencias no demostrables, probablemente por la dificultad de su entramado matemático (poco conocido para la mayoría) a la hora de llegar a las entrañas de nuestras circunstancias o por encontrarse al margen de la creencia popular... Busca soluciones , pero solo las considera ciencia cuando las encuentra. Es decir, la ciencia sentencia el resultado y se acaba la búsqueda. No existe el miedo en sus víctimas al seguir esta unos patrones lógicos determinados y conocidos. Sus respuestas son concluyentes, y pocos le daban mayor importancia que a las mitológicas.

¿Entonces, qué lleva a creer más en un tipo de ciencia que en otra?

Es cierto que ahora damos mayor credibilidad a la palabra de los científicos. Su palabra es probable y comprobable por todos, aunque sin embargo nos limitamos a creer en lo qué nos dicen, pero porque sabemos que para llegar a decírnoslo lo han probado matemáticamente y el resultado a sido digamos, perfecto y comprobado por otros.

Tambien es cierto que para llegar a esas conclusiones la ciencia reglada plantea muchas más dudas de las que una mente incauta pueda generar. Plantea diferencias de opinión, jeroglíficos, conclusiones inexactas y situaciones desesperantes que por necesidad tienen que llegar a consenso. Y son muchas las veces que lo consiguen, pero eso no es algo que sea directamente cercano a todos. No es digamos un conocimiento compartido y común.

Sin embargo, las ciencias no regladas son y eran así porque alguien nos dice y decía que eran así, no hacía falta ni hace falta que sea probado, aunque esto último hoy en día cada vez menos, y seguían siendo divulgadas y creídas en masa.

Entonces, tal vez lo que entonces las hiciera más creibles serían las circunstancias sociales, las respuestas que generaran para los problemas más directos e importantes, pero tal vez para algunos, hoy por hoy, lo que las haga a unas más importantes que a otras, sean las propias circunstancias personales, lo que se haya aprendido o lo que nos interese.

Tal vez lo que antes era una creencia ciega, por la necesidad de encontrar una solución a aquellos problemas que no tenía respuesta y calmara la ansiedad que pudiera producir el saber de la existencia de 'algo' que no sabes que es pero puede regir tu vida, a estas alturas de la vida es una opción.

___________________________

Miedo vs Preocupación

Una vez leí un libro que me fascinó y que entre otras muchas cosas, decía algo así como que cuando tenemos miedo nuestra adrenalina se dispara como preparándonos para la llegada de algo que nos puede hacer mal. Como el chip que dispara el método de defensa que se enfrenta a una fase que ha de ser necesario superar.

Por lo tanto, el miedo es algo que se genera automáticamente dentro de nosotros cuando una circunstancia nos recuerda y alerta de algo que nos puede perjudicar. Una creencia. La creencia de que algo nos va a hacer daño. Y esa creencia puede venir de muchos sitios.

Hoy en día las cosas son distintas, al menos en este mundo occidental globalizado, o al menos en determinados sectores las creencias cambian y han cambiado.

Las personas creen más o menos en lo que les apetece o en lo que les genere beneficios.

Hoy por hoy, pocas son las personas que se descontrolan a raíz de una preocupación o dejan su destino en manos del primero que les plantee una respuesta. Y esto a pesar de que pocos son tambien los que se plantean el sentido de su existencia de manera activa.

Si llegas tarde al trabajo te pueden echar, o que si te das un golpe con tú vehículo y la persona contraria no tiene los papeles en regla la puedes denunciar y comenzar 'el papeleo'. Esas son las cosas que realmente importan hoy por hoy. El papeleo, los beneficios, las necesidades primarias sometidas a los intereses del conjunto que nada tiene que ver ya con el individuo particular... etc., etc., etc...

Las pseudociencias ya no tienen un carácter generalizado que las justifique y las haga inmunes a cualquier otra teoría actual. En el mundo del 'todo vale' creer o no en una pseudociencia o ser supersticioso es una opción que no se propaga tan fácilmente.

Ahora ya no existe esa psicosis colectiva basada en ese 'algo' que pocos o casi nadie está seguro de lo que es.

En ese sentido nos sentimos más seguros. La ciencia se ha encargado de darnos esa seguirdad. Pero ahora lo que nos provoca inseguridades, son otras cosas y pocos y muchos son los lugares donde encontrar las respuestas.

Los miedos de ayer, no son los mismos que hoy. Ahora, tenemos más preocupaciones que miedos que nos guíen. De las cosas improbables seguimos teniendo un miedo incontrolable, sin embargo hoy nos hemos desecho en gran medida, del miedo que creaba lo conocido como 'paranormal'. Ya no creemos en ello.

La preocupación es lo que prima, lo que nos frena, lo que nos entorpece. Nacida del desconocimiento e incertidumbre también, y de una creencia, y quizá hoy, lo que más preocupe de todas las preocupaciones se resuma en conjunto en una falta de libertad, que al fin y al cabo se reduce a la ausencia de miedo, que hoy son sobre todo preocupaciones.

Quizá la más difícil de todas ellas sea no tener miedo. Miedo a las preocupaciones. Miedo a creer que las preocupaciones pueden cambiar nuestra vida sin que podamos hacer algo al respecto.

Sin embargo, no tener miedo parece una de las tareas más difíciles a las que el ser humano se haya tenido que enfrentar.

Tenemos 'miedo' prácticamente de todo. Pocos son los que no tienen miedo-preocupación, y no se dejan llevar entonces por las circunstancias de lo que les rodea más que por sus verdaderos intereses y creencias. Pero lo que está claro es que los impulsos primarios, esos por los que nos guía nuestra naturaleza humana no hacen diferencia alguna. Todos nos cagamos de miedo cuando tenemos la certeza de un peligro real.

Por lo tanto, si aquello que llamaremos 'emociones secundarias' (por las preocupaciones) es lo que varía con el tiempo. Es decir nuestras incertidumbres, me pregunto, ¿a que tipo de modificación nos llevarán las siguientes...?

Por I. Morgades