sábado, 31 de octubre de 2009

- Respuesta II a Alberto R. sobre su comentario al texto 'Respuesta a Alberto R. ...'

Amigo Alberto, encantada una vez más de continuar contigo esta andadura sobre las incógnitas que rodean al motor de nuestro comportamiento.

Se que es muy difícil, y a veces, simplemente me cuesta sentarme delante del ordenador y empezar a exponer lo que podría considerar y considero simples opiniones y que me empeño firmemente en desechar como verdades absolutas. Y ya sabes, esto a veces te puede hacer dudar sobre si aquello que quieres decir, si es que hubiera que decir algo, cabría ser dicho.

Aún así y sea como fuere, aquí estoy hoy, y casi ansiosa, continúo con el camino de este interesante debate.

En tu siempre interesante comentario, tras una perfecta introducción pones sobre la mesa de nuevo el hecho de que ciertas personas 'no nacen con una absoluta disposición a la reflexión y a plantearse determinados problemas' y continúas diciendo que 'todos conocemos a muchas personas que son felices en un mundo de realidades simples'. Entonces te pediría yo que definieras con mayor exactitud a que te refieres con realidades simples, ya que considero que si a lo que te refieres es a que no plantearse el sentido o el porqué de la existencia y de lo que durante ésta ocurre o ha ocurrido, implica vivir en un mundo de realidades simples entonces entiendo yo esto más bien como un modo de actuar al respecto más que el antecedente, o el hecho de plantearse una realidad más complicada o no.

Soy feliz porque no me lo planteo (NO). No me lo planteo porque así soy feliz.

Es decir, esas personas que son felices un su mundo de realidades simples no necesariamente NO han de plantearse la posible realidad de otras realidades diferentes a la suya.
Que puedan ser felices en la simplicidad de la no complicación de la que hablas seguidamente, no significa implícita y necesariamente que no se planteen éste otro hecho. Es más podría incluso ser que dicha felicidad surgirá de la ABSOLUTA CONSCIENCIA de que otra realidad posible y más complicada pueda tener lugar, pero siemplemente la obviamos para evitar dicha complejidad. Por los motivos que sea, pero obviándola. Nunca NO planteándosela.

Por lo tanto considero que el hecho de que alguien pueda ser feliz en su mundo de realidades más sencillas sin plantearse activamente las posibles complicaciones de la existencia no implica que no se planteen o hayan planteado otra realidad. Suena más probable entonces que por predisposición a lo que me permitiré llamar comodidad decidan no planteárselo activamente. Y defino activamente.

Pensamos por un lado y actuamos por otro. O pensamos y actuamos en consecuencia. Cualquiera de las dos posibilidades se dan a veces. Entonces, una persona podría plantearse una realidad activamente es decir, implicándose en ella y en definitiva viviéndola, y otra persona simplemente podría planteársela y sin embargo decidir alejarse de ella por necesidad, por conveniencia, por miedo, inseguridad, desconocimiento o por los motivos que sean. Pero la posibilidad de que alguien pueda directamente no plantearse el porqué de las cosas ,desde el principio de su existencia, de manera intrínseca me resulta difícil de comprender, ya que como he dicho, considero que nos movemos, o avanzamos hacia algún sitio gracias a las respuestas que generan nuestras propias preguntas. Otra cosa es que las respuestas no nos satisfagan, o nos saturen, o nos aturdan y consecuentemente dejemos de preguntarlas.

Sin embargo y retomando el hilo del párrafo sobre la felicidad que pueda implicar plantearse una realidad u otra, he de decir que para unas personas, una determinada realidad puede ser o no igual de importante que para otra. Considero entonces que esto dependerá de los intereses personales de cada uno. Y entiéndase por 'intereses' la concepción de estos q explico en el 'post' que precede a ésta nueva discusión.

Como bien dices, el mundo está lleno de personas que no tienen la necesidad de plantearse la posible existencia de otras realidades diferentes a la suya. Exactamente los describes como personas que ya sea por necesidad o no, carecen de 'esfuerzo de la voluntad' para plantearse lo hablado, y es cierto. Pero en este sentido y para demostrar (o intentarlo) una vez más lo que parece una convicción sobre que esta realidad del no plantearse no implica la otra del no haberse planteado nunca, habré yo de plantearme de dónde nace el esfuerzo de la voluntad.

Esto sería un post más que extenso y debatido, por lo tanto mejor preguntaré si la fuerza de voluntad, realmente tiene algo que ver con una supuesta naturaleza innata e intrínseca de plantearse las cosas. Es decir, ¿es innata esta fuerza de voluntad, o se aprende? ¿En qué sentido se implica con la necesidad de determinadas respuestas?

Personalmente me inclino a pensar que se aprende (particularmente a partir de una necesidad que a su vez nace de algo vitalmente necesario), ya que considero que uno nunca nace con una fuerza de voluntad definida. Ni tampoco considero que sea algo que se vaya definiendo en sí mismo por sí solo según las necesidades de desarrollo internas, sino que nace de lo aprendido del exterior, de lo que ésto suponga en nuestras vidas y, lo que es más importante aún, de cómo esto se filtra para después actuar en consecuencia. No así el caso de 'el preguntar' que pareciera ser algo en sí mismo. Se aprende del entorno si, como muchas otras cosas, y varía según una persona u otra pero en principio hay una diferencia fundamental que podría alejarnos definitivamente de las similitudes que en principio pudieran tener ambas. Pero antes de señalar esta diferencia pondré un ejemplo.

Observemos al niño del libre de la selva. O a Tarzán. Tarzán era un hombre que se crió completamente de un entorno humano, sin embargo eso no le impidió desarrollarse en su entorno, tal vez no tanto a través del 'porqué' como a través del 'cómo', pero siempre una pregunta o una curiosidad o adquisición de conocimiento a través de una necesidad innata le llevó a sobrevivir en tal desconocido entorno. La fuerza de voluntad estaba allí, porque tal vez cuando estuviera cansado y le persiguiera un tigre tendría que correr y saltar, pero entonces, tal fuerza de voluntad podría bien confundirse con necesidad.

En nuestra sociedad la fuerza de voluntad se mide de otra manera. Se mide bajo el visor de la capacidad de esfuerzo para hacer O NO algo que en principio nos cuesta pero que si no lo hacemos nos perjudica. Perjudicar en un sentido u otro (según aquello que hayamos aprendido o filtrado).

La necesidad de preguntarse unas cosas o no (que no, unas cosas u otras porque si así fuera el caso no estaríamos debatiendo este arduo punto ya que finalmente siempre nos estaríamos preguntando algo) en ese sentido no se relacionaría con la fuerza de voluntad a la hora de hacerlo ya que las preguntas nacerían desde mucho antes que nos planteásemos o no hacerlas.

Con lo cual habría que colocar estas incógnitas en orden: pregunta, fuerza de voluntad.

Es decir, la fuerza de voluntad encontrará su motivo dependiendo de la respuesta a la pregunta y no al revés, y en función del tipo de satisfacción que produzca dicha respuesta hayaramos o no la fuerza en la voluntad para tomar medidas. Lo que significaría que la fuerza de voluntad de preguntarnos una cosa o no, nace después de que ya nos lo hayamos planteado.


Entonces, la pregunta sería... ¿nos planteamos todos las mismas cosas? Si es así, ¿a partir de qué punto empiezan a variar?

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Con respecto al párrafo sobre la pirámide de Maslow. Maslow lo tenía muy claro y me alegro. Pero uno no puede llegar y dar por sentado que esas son las únicas necesidades que tenemos y no explicar nada más. O que eso que explicase si es que lo hizo no llegue.

En cualquier caso, lo que yo creo es que Maslow expone sus necesidades y dentro de estas yo me permitiría el lujo de añadir niveles.
Las fisiológicas (es decir, comer, beber, dormir, y cualquiera que nos mantenga con vida y permita nuestro desarrollo) son iguales para todo el mundo. Las de seguridad (es decir, hogar, salud, etc) también, pero aquí habría que desarrollar matices. Ya que unos necesitarán vivir en una casa mas grande (por vanidad, por necesidad, por narcisismo, etc., etc.,) y otros se conformarán con una casa que se adecue a sus verdaderas necesidades, lo que yo entiendo por necesidades más realistas y si, de alguna manera, más cercanas a las fisiológicas. Lo mismo ocurre con el sentimiento de pertenencia a un grupo. Hoy en día dependiendo del grupo al que pertenezcas así serás tratado. Y esta concepción del trato que recibas, quien sabe de donde provendrá ya que algunos ni siquiera se lo plantean. Con lo cual por favor, matices. Reconocimiento y finalmente realización... Evidentemente, todos queremos ser reconocidos y sentirnos realizados, que algunos le den más o menos importancia no significa que no lo busquen de una u otra manera, pero evidentemente la forma de buscarlo será según la persona de una manera u otra.

Cuando defino el interés con relación al concepto de necesidad natural en ningún momento pongo en duda la pirámide de las necesidades de Maslow. De lo que hablo es de un interés casi primario como guía para no alejarse demasiado de la realidad necesaria y primordial hasta empezar a acercarnos a la necesidad compulsivo-destructiva.

Nunca he puesto en duda la realidad o no de esta pirámide, los intereses egocentristas a los que yo me refiero podrían bien ser una mutación de los intereses que Maslow desarrolla con tanta precisión. Es más, puesto que los que Maslow trata también se trata de intereses naturales, podría ser lo anterior el motivo por el que chocaran constantemente los de unas personas con los de otras.

Como bien dices, la competitividad en esta sociedad actual actúa muy poco a favor en este sentido pero no creo que sea la competitividad precisamente lo que haga que nos guiemos por intereses particulares, si no ese el único motivo, tendrá que haber otros también.

¿Necesidades de forma artificial? Si en algún momento he pronunciado tal cuestión, no me importará debatirlo, pero por supuesto también en otro post. Si bien pareciera que estuviésemos rodeados de necesidades artificiales, en buena medida gracias a algún tipo de publicidad.

Así una vez más, me despido con la intención de que sigamos charlando sobre este tema.

Una vez más recibe un cordial saludo amigo.

I. Morgades.