lunes, 22 de febrero de 2010

Respuesta a Alberto sobre su comentario al texto: Somos jóvenes, amor

Amigo mío.


Ante todo y una vez más, muchísimas gracias por tu respuesta. Consigues hacer que todas las dudas que una y otra vez se empeñan en presionarme a la hora de escribir, casi se disipen, movidas por la ilusión de empezar una nueva andadura hacia el 'conocimiento'.


Efectivamente, la juventud es una etapa dificil.


En esta etapa de la vida en la que todo el mundo parece saber de todo y en la que a los jóvenes a menudo se les dice no saben de nada, ser joven es una tarea muy dificil. Sobretodo si tienes fuerzas para todo pero, no encuentras el camino para canalizarlas.


Muchos encuentran muchas salidas diferentes a determinadas presiones. Muchas de esas salidas las mencionaba en la entrada anterior, muchas otras no.


Algunos hay que encuentran el que, en un momento determinado, consideraron ser el camino adecuado para seguir durante el curso de su vida y con suerte, al cabo del tiempo no se arrepintieron de haberlo tomado.


Otros prefieren, como bien dices, esperar y no tomar una determinada decisión. Tal vez no se decidan, tal vez no la hayan encontrado, tal vez de entre tantas opciones no sepan cual elegir.


En este sentido, es dificil decidir qué camino tomar. Saber cual es el correcto para con seguridad llevarlo a cabo parece convertirse en algo fundamental. Y en una sociedad en la que constanmente somos dichos que es aquello que está bien y/o está mal y lo asimilamos como si de una forma de vida se tratara, decidir se convierte en una auténtica odisea.


¿Qué es lo correcto? o ¿qué nos lleva hacia ello?


Muchos dicen que no existe un camino correcto, solo aquello que te encuentres en el camino que decidas elegir. Otros, que la respuesta se encuentra al final del camino... otros dicen que no hay camino...


¿quién tiene la razón?


Supongo yo, que la razón está dentro de todos y cada uno de nosotros. Solo nosotros sabemos realmente cuando hemos hecho algo bien y/o mal. Solo nosotros ponemos las reglas de nuestra vida. No vienen determinadas y definidas excepto por algo ajeno y a la vez implícito en nosotros. La naturaleza.


Solo nosotros tenemos la llave a esa puerta que al abrirla nos deja reconocer algo parecido a una verdad autentica de entre todas las dichas.


No sabemos. Solo cuándo estamos seguros.


Y en este sentido supongo que estar seguro de algo, bien podría ser parecido a lo que parece ser estar enamorado. No importa cual mal 'parezca' que pueda ser la relación, en el fondo sientes que es lo correcto.


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Comentas en tu texto que muchas veces la libertad asusta. Y lo intento asimilar... intento entender qué es para ti la libertad.


La libertad, para mi, es sentirse capaz de hacer cualquier cosa, sin agobios, sin presiones. Ante esto, entiendo pues que puedas relacionar el miedo a la libertad con el miedo a salirse de aquello que siendo ajeno a ti, es considerado lo correcto. Miedo a parecer diferente, y además equivocarse.


Tal vez ahí se esconda lo que podría ser un problema. El plantearnos aquello que quien no somos nosotros dice que es lo correcto, antes que aquello que nosotros mismos sentimos que queremos hacer.


La motivación, las ganas, las ilusiones muchas veces se pierden, viéndose envueltas en circunstancias que tal vez no se ajusten a lo que estas reclaman y puede que de pronto encuentren sea como sea, cabida. La forma de salir y finalmente, expresarse.


Pero sinceramente, Alberto, a veces me pregunto si todos tenemos motivaciones. Suele pasarme cuando estoy baja en positividad.


Me lo pregunto. Y si es así, como encontrar el momento en que dejamos de soñar para afrontarlo.


Tal vez empezamos a dejar de soñar desde el momento en que dejamos de querer hacerlo.


Entonces, cuando dejas de querer soñar y de abrazar tus sueños, ¿qué opciones te quedan?




Gracias por las recientes palabras de Martin Scorsese.


Me conoces bien.


Un abrazo.




I.