martes, 25 de agosto de 2009

Cuando el aire era aire y el agua, agua

Ahora que vivimos en la incertidumbre de saber si el mañana más cercano nos depará un futuro en la tierra en el que los seres vivos tal y como nos conocemos hasta ahora podamos sobrevivir, miro hacia atrás en un intento de dar un sentido lógico a lo que ha sido la trayectoria que el ser humano ha seguido desde el momento en que comenzó a formar parte activa de su entorno y hasta nuestros días.

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Es interesante el hecho de que el ser humano pasara de tener hijos sin nisiquiera planteárselo, ha pensar que tal vez si los tiene ahora, les esté condenando a vivir en un mundo prácticamente inhabitable o en un planeta sin los suficientes recursos básicos para su propia supervivencia, donde la situación termológica sea tal, que el ser humano deje de ser parte necesaria sobre la faz de la tierra.

Pasamos de vivir sin plantearnos el sentido de nuestra existencia a planteárnoslo constántemente y a diario. No contentos con eso, no solo nos preguntamos sobre nosotros como individuos sino sobre todo nuestro conjunto. Entonces pues, después de tantos siglos y siglos de intentar comprender el sentido de nuestra existencia en general ¿sabemos aún porqué o para qué estamos aquí?

Yo personalmente creo no tener mucha idea, así que si por favor alguien lo sabe o a leído alguna teoría sobre el tema por favor, que no dude en postear una respuesta.

Y así como los árboles contribuyen a la creación de oxígeno, las abejas a la polinización, seguido ésto de un largo etcétera con todos los seres que viven en la faz de la tierra, cuando se trata del sentido estricto de la necesidad de existencia del ser humano individual o globalmente pues, me surgen dudas existenciales.

Como conjunto, en muchas ocasiones, dejamos bastante que desear, pero ¿qué tal individualmente?

Lo lógico sería intentar hacer lo posible por sentirse bien con uno mismo cada día, pero aún hoy, parece que globalmente (aunque no a la gran mayoría, afortunadamente) nos sigue resultando dificil vivir en comunidad con personas de diferente ideología y nos cuesta respetarnos los únos a los otros en éste sentido. El egoísmo y el sentimiento de superioridad respecto de unos a otros prima, casi mayormente, sobre la tolerancia y el interés por el conocimiento incluso en las más altas esferas.

Para mí ahora mismo pareciera que nuestra existencia hubiese tenido más sentido cuando no sabíamos nada (allá por el principio de nuestros tiempos) que ahora que se supone que sabemos tantas cosas.

Por aquel entonces la presencia del ser humano en el planeta no era perjudicial. Era un ser más, que convivía en armonía con el resto de los seres vivos que lo componían. Iba adquiriendo poco a poco conocimiento tal, que hoy en día parece resultar más provechoso que muchas de las genialidades tecnológicas que se construyen y que tanto nos sorprenden. Y todo eso con un cuarto o menos del conocimiento que hoy en día poseemos.

Parece una señal clara de que antaño, antaño con menos conocimientos eran capaces de obtener mejores resultados a la hora de beneficiar su propia existencia. ¿En qué momento la cosa empezó a ir en detrimento?

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Es sabido que las antiguas civilizaciones o al menos a muchas de las que por supuesto nos preceden, son consideradas de una inteligencia sublime y cuyas investigaciones y creaciones son dignas de estudio por muchos científicos que todavía hoy no consiguen entender como llegaron a saber tanto, sabiendo tan poco.

Si entonces las investigaciones iban por delante de los acontecimientos ahora mayormente sucede al revés. Algunos incluso se atreven a afirmar que ya todo está inventado. Como si ya lo supieramos todo y no tuvieramos nada más que saber...

Y tal vez ahí es cuando empieza todo. Cuando aquellos que consideran que ya lo saben todo en la vida empiezan a adquirir mayor responsabilidad social.

Supongo que cuando uno llega a ese momento en el que cree saberlo todo lo único que le queda por hacer (ya que ya no necesita y por tanto ha dejado de observar y aprender) es reinventar lo que ya estaba inventado y darle una connotación diferente, eso sí, desde ese nuevo punto de vista en el que hasta las consecuencias de los actos son sabidas y parecen no importar demasiado.

Y así pasaríamos de crear armas que valieran para la caza y nuestra supervivencia a crear armas para matarnos los unos a los otros. De crear remedios que nos sirvieran para calmar nuestras dolencias y malestares a crear remedios que nos crearan una nueva enfermedad llamada drogodependencia o drogadicción. De usar la violencia física para defendernos de los ataques externos en momentos críticos a usarla como medio para someter a nuestro entorno... De cabrearnos de forma agresiva para expresar nuestra negativa y así ser escuchados a usar una premeditada violencia verbal para minar la autoestima del supuesto contrario... etc., etc..

Esto significa que el modo que tenemos de entender nuestra existencia afecta directamente al modo de relacionarnos con nuestro entorno. Si yo pienso que el entorno es una mierda, entonces trataré al entorno como a una mierda enorme, y si somos 6 billones de personas en el planeta pues no es de extrañar que el "global warming" esté iendo muchísimo más rápido de lo que esperaban hace 40 años.

Antaño, nuestros antepasados no tenían tiempo de plantearse si estaban o no a la altura de ciertas circunstancias o si sus vidas eran o no una mierda. Por consiguiente no lo eran. Que ahora nosotros, aquí en el "mundo desarrollado", creamos que nuestro estilo de vida es el mejor que hallamos podido imaginar y que todo lo que esté por debajo no esté a la altura, no significa que la vida de los de entonces para ellos no lo estuviera...

Las culturas ancestrales respetaban la naturaleza. Usaban su cerebro y las consecuencias nunca fueron negativas para ésta. Respetaban a los animales y solo los cazaban por superviviencia no para colgarlos de sus paredes y disecarlos como trofeos.

Observaban las estrellas para saber como funcionaba el universo y por consiguiente ellos mismos no para intentar encontrar un beneficio dirécto o para saber si encontrarían algún día en ellas algo que les pudiera beneficiar de alguna manera.

Pero sin embargo hubo un momento en el tiempo en el que todo cambió y lo negativo y contraproducente empezaba a tener más fuerza. Los valores como el amor por uno mismo y por los demás, el respeto al entorno, el crecimiento personal, el desarrollo cultural, la necesidad de conocimiento positivo que alimentara al cerebro se alejaba de los intereses primarios. Así hasta nuestros días.

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Incluso ahora que todos y cada uno de los miembros de la llamada humanidad, somos conscientes de que el camino que seguimos no es el correcto, ahora que hemos visto los resultados y estamos presenciando las catastróficas consecuencias que tal vez no sean ni un pequeño atisbo de lo que el futuro nos prepara, incluso ahora, hay miembros de las más altas capas sociales, personas que tienen el control sobre la vida de tantos y tantos miles de millones de personas que no parecen tener el más mínimo interés por salvaguardar los intereses del ser humano en la tierra y del resto de los seres vivos que desde antes que éste conviven en ella. Pero no sólo ellos, sino tambien personas normales y corrientes...

En este sentido, el ser humano en su conjunto se comporta de forma bastante parecida a un ser humano en su singularidad. A una sola persona.

La mayoría de nosotros no es consciente de los problemas que puede generar una situación hasta que empiezan a ocurrir y a afectarnos de forma directa. No apreciamos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Pero lo que hoy en día está en juego no es algo que tarde o temprano podamos volver a recuperar...

No se trata de un novio o novia que perdimos por la falta de atención aunque al final y con el tiempo nos demos cuenta de que en realidad no le queríamos... O de una situación que podríamos haber evitado pero que por las circunstancias olvidaremos con facilidad, e incluso tendremos la oportunidad de volver a vivir. La tierra que nos sostiene es la que está en juego.

A cuántos les importa realmente.

Afortunadamente, hace décadas ya que se viene investigando sobre el tema del cambio climático y sin embargo, es ahora que las personas de a pie están siendo alarmadas de forma constante y desde todas las esferas, cuando parece que realmente estamos empezando a concienciarnos de forma masiva. Ahora que parece que la cosa está más avanzada que nunca antes y que somos capaces de verle las orejas del lobo.

Y aún sin ser realmente conscientes de si es demasiado tarde para evitar un cambio tan drástico que sea capaz de modificar nuestros estilos de vida de tal forma que nunca más vuelvan a ser tal y como los conocíamos, comenzamos a reaccionar.

Reciclamos mucho más que antes. Ahorramos mucha más agua, y muchos de nosotros intentamos respetar nuestro entorno todo lo posible. Ahorramos energía apagando aparatos eléctricos que no utlizamos, buscamos coches que contaminen lo menos posible, procuramos utilizar productos biológicos que respeten el medio ambiente, e incluso alimentos. Y es el miedo a perder lo que tenemos lo que nos mueve. Ser conscientes de que lo que está ocurriendo está ocurriendo de verdad y nos afecta, está llevando a un moviento en la conciencia del ser humano.

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Recuerdo cuando iba al colegio y nos hablaban del efecto invernadero. Nos hablaban de aquello que lo provocaba y de cómo sucedía en la atmósfera: "El efecto invernadero viene provocado porque el CO2 se acumula en las capas inferiores de la atmósfera impidiendo que los rayos del sol salgan al exterior y provocando un calentamiento del planeta". Pero nadie nos hablaba en profundidad de las consecuencias brutales de ésto, ni sobretodo de los orígenes, a persar de que había estudios e investigaciones profundas que desde hacía años advertían del tema y nos explicaban los principales exponentes de la situación. Pero sobretodo nos exponían el problema dejándonos ese sentimiento de frustración 'tal', debido a que nos decían como era posible que eso ocurriera claro, pero es que, daba la casualidad que el motivo era el único estilo de vida que conocíamos, vivíamos y que se nos exponía. Así pues, según te lo decían, te entraba por un oído y te salía por el otro. O bien para evitar la frustración lo mejor que podrías hacer para olvidarlo era eso, olvidarlo.

Entonces, duele ver cuántas veces nos habrán contado las verdades a medias (que digo a medias, ni siquiera un cuarto de las verdades) que nos han enseñado a no creer necesario indagar en la profundidad de las cosas, como si lo que hubiera detrás de ellas no fuese importante. A ver que existen otros estilos de vida compatibles con nuestra presencia en la tierra. Y cuantos ciegos habrán incurrido en la consecución de las necesidades del verdugo, unas veces con indiferencia o pasividad... otras veces por dinero.

¿Qué sentido tiene todo ésto?

E incluso ahora, muchas personas que escuchan hablar del cambio climático prefieren negarlo, cambian de canal, lo rechazan y lo niegan, con tal de no enfrentarse al miedo que les provoca pensar que por la culpa de la insensatez del hombre, el mundo puede llegar a donde está llegando. Ellos y ellas ya tienen bastante con sus vidas truncadas, con los pagos de sus coches y su ropa, y de sus casas, algunos con sus fines de semana en lujosos hoteles donde encuentren el trato respetuoso afuera y que no pueden encontrar dentro de sí. Otros con llevar a sus niños al colegio para que les enseñen lo que alguien (que no se sabe quien es) considere necesario que se les deba enseñar.

Así es el egoísmo. Y cuando uno es egoísta tiene miedo. Y el miedo es algo que necesariamente ha de superarse. No puede uno mirar hacia otro lado y esperar a que todo pase. Ya no.

Guerras y más guerras por intereses económicos. Intereses económicos que significan dinero y más dinero para lujos y ventajas efímeras que nada tienen que ver con las verdaderas necesidades de nuestra existencia. Bosques quemados que se cuentan por millares de ectáreas, sistemas de abastecimiento innecesarios y perjudiciales. Millones de personas obnuviladas, alejadas de la realidad y contribuyendo con su indiferencia y su egoísta pasividad a la decadencia de nuestra existencia. Millones de dolares, euros, yenes, libras, etc., que curiosamente podrían ser conseguidos igualmente de una forma lícita y en absoluto destructiva. O reinvertidos en beneficio del conjunto de la humanidad, ¿o acaso el dinero no lo inventamos nosotros? Porque pareciera que las reglas por las que se rige el mundo que hoy conocemos hubiesen sido selladas de tal manera y fueran tan inamovibles como las reglas que nos obligan a respirar, a parpadear o a beber agua... Sin embargo, no es el caso. Se inventaron por el hombre y como tales, se pueden cambiar. El hombre no tiene ni tendrá nunca, más poder que la fuerza de la naturaleza.

Puede que todas estas incongruencias deriben de la necesidad de entender el sentido de la exitencia del ser humano y del saber hasta qué punto éste es necesario o no para el funcionamiento y la continuidad de la existencia de la tierra (tal y como puedan ser los árboles y su clorofila, las aguas y todos sus elementos que la hacen tan necesaria, etc.) Pareciera que cuanto más sentido pretendemos encontrar peores semillas plantamos. Así unos intentarán llegar a lo más alto cueste lo que cueste, para sentir que pintan algo en ésta vida y otros simplemente se limitaran a obedecer para que alguien les dicte el sentido de las suyas.

Esto vuelve a hacer que me pregunte qué sentido tiene o ha tenido nuestra existencia en éste planeta. Porqué llegamos aquí y que sentido habremos tenido si nosotros mismos nos echamos de una patada.



Por I. Morgades.

lunes, 24 de agosto de 2009

Identity

Sometimes we look around us trying to find out our connection with what's surrounding ourselves.

We see different people from different places, ages and backgrounds, different life styles and so and so, but there comes a time when you cannot really feel related to it. Something does not match inside the whole picture.

Then is when the sacred question pops out. Who am I?

Well, who am I?

Am I supposed to be what others are telling me to be or telling me that I am? or am I just a consequence of what life had made out of me? Out of my experiences and what they made me feel like.

I guess there's no way possible that someone else gets to let people know who they are and why they do what they do. Only them may know.

So it happens when you try to tell someone what's right and what's wrong (with their lives of with life in general). They may listen to you but as long as that certain knowledge does not come from their inside then they won't be able to understand and far from it believe in what you are saying.

That will be just your interpretation of the matter.

Having said this. Here is my interpretation.

To be clear and happy with what you are you have to be really concerned with what you have been. With where you come from and be confident with it. Feel it right and inside you.

Again, there is no way possible someone who does not understand his or her background or does not feel 100 % right with it will be able to set his or her feelings about his or her present in their present. Let's not talk about the future.

Past is the key. And it has to be settled.

I know many people (including myself) that at times is or has not felt related to their past or their background. They didn't have any knowledge from it and because of that they start building their lives from their present. It's like trying to start to built the house from the roof, how can the roof hold up over something that doesn't exist. And suddenly something happens in their lives that makes them to reconsider or redefine what they are about. We have to start all over again. And we can be doing so our entire life. How is that feel?

We are human beings. We have a past, a present and something that it's called future. But everything goes in order. One thing goes after the other in terms of trying to give a meaning to our sense of existence. How can the totality of humanity be able to know who they are or where they come from or have a sense of what they are in present if they don't know clearly what they were in the past? How they got to where they are now...

How can some people live peacefully when they don't feel related to what their ancestors were about or don't even know what the history of their past and present is about?

It is of vital importance to feel right with our past. Being able to recognize it, feel that part that connects to it inside of us and look at ourselves now and from it, not from the present.

Some people will not even want to look at it because sometimes people now will say that coming back to the origin is as bad as moving backwards. But probably they don't understand that (as the Spanish song called 'Moving' by Macaco says): 'moving back to the origin is not moving backwards, but stepping forward towards knowledge'.

Once you recognize inside you what you also have been and feel right with it (which means understand it) you will be able to see yourself clearly within your present and feel calm in it.


By I. Morgades.

Soñar

Si no soñáramos al dormir, nos moriríamos.

¿Pero qué pasa cuando dejamos de soñar mientras estamos despiertos?

Mucha gente vive a expensas de lo que la vida les trae de paso y ya sea por pesimismo, por pereza o por falta de motivación dejan de persiguir aquello con lo que siempre han soñado. Tal vez dejen de verlo como algo que está dentro de sus posibilidades o simplemente no hayan tenido el apoyo suficiente para creer en aquello en lo que desean y luchar por ello.

Otros encuentran su forma de vida siguiendo unas necesidades predeterminadas en lugar de las suyas propias.

Pero sea como sea, todos tenemos sueños y aspiraciones. Todos nos emocionamos al pensar que aquello que tanto queremos lo podemos conseguir. Pero muchos a veces, nos negamos a aceptar esta realidad y simplemente nos mantenemos al margen de nuestros deseos.

En ocasiones algunos nos acostumbramos a vivir de esta manera. Nos conformamos. Y esperamos a que todo pase. Y la vida pasa tambien.

¿Qué es vivir?

¿Acaso no es luchar por lo que se desea? Disfrutar del camino hacia ello y nadar en la satisfacción de haberlo conseguido?...

¿Que ocurre cuando dejamos de soñar despiertos? Cuando dejamos de luchar por nuestros sueños...

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Soñar dormidos.

Cuál maquinaria de relojería es el cerebro humano. Infinítamente inteligente y preciso al milímetro.

El cerebro nos obliga a soñar. No nos pregunta si queremos hacerlo o no, simplemente nos lleva a ello. Soñamos todas las noches (recordemos en nuestra realidad consciente esos sueños, o no) de manera involuntaria.

Hay muchas teorías que explican el motivo de este suceso y de las terribles consecuencias de su falta. Unas hablan de una necesidad vital de satisfacer las fantasías que no podemos satisfacer en nuestra vida despiertos. Otras, de un sistema de conocimiento de nosotros mismos y nuestras necesidades a través de mensajes cifrados que nos manda el incosciente (cifrados porque éste no habla nuestro idioma consciente). Otros de un método de ordenación de todo aquello que vemos, oímos y sentimos cuando estamos despiertos y que tal vez despiertos no nos paramos a entender...

En cualquier caso, se dice que soñar es vital. Y que las respuestas a muchas de las preguntas que nos hacemos en la vida consciente se encuentran en los sueños que tenemos mientras dormimos.

Entonces, tal vez los sueños sean una consecuencia física en respuesta a nuestros deseos, sentimientos, necesidades o vivencias, que ocurre mientras dormimos porque es el único momento del día en el que nuestro inconsciente puede ser atentamente escuchado por el resto del cuerpo. El único momento del día en el que nuestro inconsciente y nuestro consciente hablan el mismo idioma.

Tal vez no es que 'si no soñasemos moriríamos' si no que no existe la posibilidad de vivir sin soñar al dormir. Sin que algo nos guíe de alguna manera y nos muestre al camino hacia lo que queremos o sentimos. Tal vez los sueños sean la brújula de nuestra vida.

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La voluntad (de vivir / de morir)

En este sentido, es apasionante como el cerebro humano funciona.

¿Cuántas cosas son capaces de regir nuestro camino en esta vida? nuestra fisiología humana, nuestro destino (esté o no éste en nuestras manos es un debate que ocuparía otro blog) o nuestra creencia en él, nuestros sentimientos y emociones, nuestras creencias. Todos ellos (juntos o por separado) nos rigen en esta vida para llevar a cabo una función.

Un ejemplo de esta maravilla que es el camino a la comprensión del sentido de la existencia, para mi, es la voluntad.

Es curioso como uno NO puede dejar de realizar el acto fisiológico e involuntario y vitalmente necesario de soñar (en este caso), respirar, parpadear, y muchas otras cosas sin las que no podríamos vivir. No tenemos opción a ello. Es algo completamente fisiológico que no tiene nada que ver con una decisión que podamos tomar o no. Pero sin embargo, uno puede ayudarse a dejar de realizar el acto involuntario de respirar, unicamente eso si, ayudándose externamente de algo y forzándose a ello. Es ahí cuando está iendo en contra del acto voluntario de vivir.

Uno puede, voluntariamente, llevar a cabo la decisión de dejar de vivir. Aunque no sea tan fácil como decir si o no.


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La mayoría de la gente quiere vivir. Estámos aquí para vivir. Nuestro cuerpo se rige en función de ello. Pero sin embargo, perdiendo la esperanza por la vida lleva a cabo la decisión de morir. Entran en un estado de desesperación tal en el que, no son capaces de discernir esa especie de "psicología interior" por la que ordena y rige el cuerpo humano. Ese principio de la vida que hace que la sangre fluya incesantemente por nuestras venas y que nuestra fisiología se encarga de sobrellevar con el único fín de sobrevivir. Y como si el cerebro se atrofiara o se desconcertara de tal forma que dejara de entender el sentido de la realidad y solo fuera capaz de encontrar en ésta la consecuencia última, deciden morir.

Es, tal vez, entonces cuando encuentran el error en la fuerza en la voluntad para llevar acabo la única solución que pueden encontrar y que casi misteriosamente a cualquier otra persona le resultaría imposible realizar.

Sin embargo, ahí no entra en juego el factor fisiológico, es decir: el cerebro no decide que debe morir y por ejemplo hace que la sangre deje de reciclarse o directamente como un aparato que deja de funcionar se muere. Se ayuda de una voluntad, de esa "fuerza" (tal vez debiera utilizar el término 'psicología') que nos lleva a cometer el acto desde el exterior hacia el interior. Nunca alrevés.

Decidimos usar algún objeto que nos ayude a suicidarnos. Decidimos saltar el puente porque creemos que la caída cesará nuestra agonía. Pero el cuerpo por si sólo no lleva a cabo ésta función. Se resiste a ello. Entonces, ¿a quién le consulta para realizarlo?

La capacidad de llevar a cabo el suicidio podría ser entonces un error fisiológico por ir en contra del sentido de las funciones de nuestro organismo. Pero sin embargo, en muchas ocasiones se lleva a cabo desde la voluntad. Tal vez, la particularmente nacida en respuesta a la incomprensión y consecuente desesperación por la incapacidad de organizar nuestros pensamientos, entenderlos, entender nuestro entorno y nuestra propia vida.

Surge entonces la pregunta de saber de dónde surge el error de nuestra voluntad para aclarar el principio básico de la misma. Si es algo que se puede tratar con la ayuda de un psicólogo especializado en nuestro problema, entonces sabemos que se trata de un problema de compresión y de la ordenación de los pensamientos y de los sentimientos. Si va mas allá y surge del mal funcionamiento del cerebro o de problemas psiquiátricos entonces habrá otras cosas que nos puedan ayudar, aunque en éste último caso la diferencia es que se trata de un problema ajeno a nuestra voluntad.

Sea como fuere, el suicidio va en contra de nuestra fisiología y necesita de una voluntad para llevarse a cabo (venga ésta del error al ahora de analizar nuestra situación o por su incomprensión, venga de la confusión producida por el mal funcionamiento del cerebro). El cuerpo por si solo nunca llevará a cabo esa acción si no tuviera algún problema o atrofio físico o mental. El cuerpo siempre lucha por sobrevivir.

Entonces pues ¿de dónde nace la voluntad que nos hace llevarlo a cabo?

Parece que sea algo que viene del exterior. De una convicción propia a través de un conocimiento que hemos ido adquiriendo del exterior y que tal vez no hemos depurado.

Esto me lleva a creer que la voluntad (de morir) nace de nuestro cúmulo de experiencias y pensamientos sobre lo que captamos. Proviene de lo que recibimos del exterior y se gesta en nuestro interior. De nuestras vivencias y de lo que hayamos aprendido de nuestras experiencias. Como las hayamos analizado, racionalizado, diseccionado. De aquí la importancia de pensar por nosotros mismos. Analizar el porqué de nuestros actos y nuestro día a día.

Desde la parte racional-consciente, el hecho de que surjan en nosotros conflicos que nos lleven a no entender el sentido de nuestra vida lleva a nuestra parte del cerebro-consciente a preguntarse porqué quiere vivir, y si nuestras experiencias no han sido consideradas lo suficientemente agradables, no las hemos canalizado, filtrado correctamente o racionalizado, que el cerebro le pregunte a nuestra voluntad consciente, entonces puede ser un grabe error.

Ésto ocurre siempre desde el lado voluntario y consciente. Mientras somos conscientes, mientras estamos en estado de vigilia, puede que el cerebro-consciente le pregunte a la voluntad consciente, porque ésta hablará su idioma más directo. Cuando estamos dormidos, es el inconsciente el que se comunica con el consciente, y no alrevés. Entonces se torna vital el hecho de encontrar el sentido correcto dentro de nuestra parte consciente.

Por el contrario nuestro organismo siempre decide vivir. No parece preguntarle a nadie. Y son esas ganas innatas de vivir que parecen provenir del interior las que mueven el día a día de todas la mayoría de las personas. Esa parte del organismo irracional, involuntario siempre se mueve en esa dirección. Continuar viviendo. Tal vez el organismo si sabe cual es nuestro sentido de la vida. Pero nuestra realidad consciente muchas veces inmersa en imágenes, palabras, textos, vivencias en ocasiones incomprensibles, etc., nos confunde y nos aleja de éste sentido. Necesitamos entender a nuestra 'voluntad-inconsciente' para 'vivir de día'. Y parece que en la mayoría de los casos así lo hacemos. Unos en mayor grado que otros pero así parece ser.

Si no, cuando no entendemos el sentido de nuestra vida ¿porqué vivimos? Si nuestras experiencias nos sobrecojen y hacen que nuestras emociones, como vendavales nos arrollen y nos hagan dejarnos llevar por la desesperación ¿porqué nuestro cuerpo sigue decidiendo seguir viviendo?

Desde el lado consciente, a veces encontramos en nuestros pensamientos un porqué que, aunque no nos convenza nos ayuda a sobrellevar la agonía (en la mayoría de los casos obviándola). Nos guiamos por costumbres, por actos que vemos en los demás y que a ellos les ayudan y consultamos en el exterior lo que se supone que debemos hallar en nuestro interior.

Parece que el ser humano se rige en la vida impulsado por dos lados. Su lado consciente y su lado inconsciente.

¿Cuál es el sentido fundamental de cada uno?

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Soñar despiertos.

Hay mucha gente que se ha cansado de soñar despierta.

Viven en su mundo de realidades incuestionables y no conciben la opción de luchar por sus sueños. Muchos en ocasiones no saben cuales son, tal vez pasa mucho tiempo hasta que deciden plantearselos. Otros los tienen muy claros desde el principio.

Sea como sea, soñar despiertos tambien parece ser algo fundamental.

Yo digo que 'si no soñamos cuando dormimos morimos, pero si no luchamos por los sueños que tenemos cuando estamos despiertos malvivimos'. No estaremos experimentando la vida al máximo.

Tal vez los sueños que tenemos cuando estamos dormidos nos hablan de los sueños que deberíamos tener estando despiertos.

La importancia de tener sueños por los que luchar al vivir es entonces incuestionable. Pareciera que encontrarlos es la parte más dificil. Muchos de nosotros a veces en este respecto nos sentimos perdidos. Así, tambien muchas veces me encuentro con personas a las que pregunto qué es lo que quieren de la vida y me encuentro un 'no lo se' por respuesta. Entonces les digo 'mira más adentro'. Porque si el ser humano se rige por dos lados en su conducta (el lado consciente y el inconsciente) tal vez sea un error que solo le preguntamos a uno de ellos. Tal vez estamos demasiado obcecados en la realidad más palpable y consciente que crece de forma imparable alejándonos de nuestra realidad más intrínseca impidiéndonos realizar nuestros propios sueños.

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Recuerdo cuantas veces me habrán hecho esa pregunta en el colegio. ¡Cuánto mal habrán hecho muchos profesores y profesoras a la sociedad!

La cosa era así:

El profesor o la profesora preguntan, '¿qué queréis conseguir de la vida?' o '¿qué queréis ser cuando seáis mayores?' Y la respuesta de la mayoría de nosotros, lo primero que se nos pasaría por la cabeza era decir: 'ser felíz'.

Era entonces cuando el profesor o la profesora de turno chafarían y chafan toda esperanza de superviviencia diciendo: 'eso no es una respuesta, tienes que decidir que quieres ser' o 'todo el mundo quiere ser felíz eso no vale, a ver ¿qué queréis ser?'. Entonces surge el conflicto (cuando lo más correcto hubiera sido decir algo así como 'eso está bien pero ¿cómo crees que puedes llegar a ser feliz? o ¿qué te hace feliz?').

Si, por el contrario, lo único que querían saber los profesores eran las vocaciones profesionales de sus alumnos entonces tendrían que plantear la pregunta de una manera muy distinta: '¿A qué te quieres dedicar cuando seas mayor?' Muchos alumnos habríamos dicho: 'no lo sé' y entonces, ¿qué hubieran dicho los profesores?

Para mi la respuesta 'quiero ser feliz' si vale. Si la damos simplemente por inválida estamos restándole la grandísima importancia que tiene al sentimiento de 'querer ser feliz'. Es el principio de todo, quitarle importancia es un grabísimo error.

Saber que se quiere ser felíz es el primer paso para encontrar dentro de uno mismo lo que uno mismo quiere de la vida. Siendo consciente de que quieres ser feliz, sabrás el camino para encontrar aquello que te hace feliz. Sabrás reconocer aquello que hace que te sientas así.

Cuando uno sueña despierto es feliz.

Luchar por nuestros sueños, es la auténtica vida. La que nace en nuestro interior y se expresa en el exterior y no al revés. Como el arte.

El arte nos hace sentir. Ser conscientes de nuestros sentimientos. Definirlos.

Es algo que solo el ser humano puede hacer. Nace en el interior y se expresa en el exterior.

Entonces el Arte es como un sueño hecho realidad. Algo maravilloso.


Por I. Morgades.