martes, 29 de septiembre de 2009

- Respuesta a Alberto R. sobre su comentario al texto 'Cuando el aire era aire y el agua, agua'

Cual mi sorpresa al encontrar que el texto era demasiado largo para ser publicado como respuesta a tu comentario, pero y aún así:

Ante todo Alberto R. muchísimas gracias por tu valiosa aportación al texto. Con tu respuesta has conseguido poner un poco de luz y coherencia a la cantidad de párrafos que escribí en su día y que al releerlos ahora me da la sensación de que estén algo desordenados. También me alegra saber que captaste el sentido de mi texto a la perfección e incluso le aportaste algo más. Una vez más, gracias.

Pero como no, analizando el tuyo y como infinito que es lo que nos rodea y lo que podemos llegar a ser, he de abrir varios paréntesis y añadir anotaciones a tu respuesta que espero que sirvan para ir asentando un poco más el tema que nos preocupa.

Así pues, analizando al detalle cada párrafo que escribes, me propongo a exponer los 'pros y los contras' (siempre desde la opinión y nunca desde la absoluta certeza) de tu reflexión. Cuando dices que muchas personas deciden libremente no plantearse determinadas cosas, habría yo de discrepar :). Ya que considero que todas y absolutamente todas las personas nacen con una absoluta disposición a plantearse gran parte de lo que los rodea desde el principio de los tiempos. De ahí el avance hacia 'algún lugar' de nuestra existencia. Así, preguntándonos el porqué de las cosas hemos llegado hasta donde estamos. Avanzando. Lo que considero antinatural, el problema que intento plantear aquí es que, sea como fuere, siempre han existido personas que como bien dices, en algún momento de su vida han dejado de plantearse qué papel juegan en éste, nuestro mundo, o si no es el caso, más bien han dejado de planteárselo activamente desde sus verdaderas necesidades o intereses. Por motivos que en principio y usualmente suelen ser externos (es decir no innatos del ser humano), se han acomodado y acostumbrado a su entorno y no consideran replantearse la autenticidad de su situación. Tal y como están, están bien. Sin plantearse (o sin querer hacerlo) si es realmente lo que quieren. Para con el tiempo tal vez y/o con un poco de suerte, darse cuenta de lo que realmente necesitan y/o quieren. Se entraría pues (en un momento determinado de la vida) en un circulo de pasividad intelectual donde todo lo que te den hecho y predefinido, comienza a definir un estilo de vida que empieza a ser considerado adecuado (ya sea por comodidad o por creer que no queda más remedio que aceptarlo). No se, entonces, si es que unas personas tienen mayor capacidad de asentamiento que otras desde el momento de su nacimiento (cosa que dudo firmemente en creer) o es que, más bien y tal vez, las circunstancias de las que se rodeen les harán de una u otra manera. Aunque a la larga, en el fondo o de alguna manera, tod@s y cada un@ tengan la absoluta capacidad de discernir "lo real de lo imaginario", aunque tal vez y eso si, siempre que se abran las puertas adecuadas. Entonces, considerando yo que todos nos preguntamos porqué nos toca ser actores y/o qué papel jugamos en la película, no creo que decidamos libremente NO PLANTEARNOSLO, sino que de alguna manera se nos va imponiendo paulatinamente y poco a poco. Estamos de acuerdo pues en que a unos les CUESTA más que a otros hacerse esa pregunta, una vez más y desde mi creencia, que no certeza, movidos por las circunstancias que les rodean, les han rodeado o son conscientes de que les rodearán... y siempre a partir de un momento determinado en sus vidas. El siguiente punto que me gustaría debatir es en el que planteas la no recriminación de aquellos que decidan 'seguir en las tinieblas' y no resolver así sus dudas existenciales. Bien. Personalmente considero que es reprochable, en el sentido en que su pasividad y permisión con respecto a lo que concierne al camino que seguirán sus vidas contribuye a la decadencia del conjunto, adentrándonos aquí en el tema de el sentido existencial individual asociado el sentido existencial como colectivo, algo sobre lo que mencionaré unas frases más adelante. Entonces, cuando continúas diciendo que 'tampoco el hambre por saber nos hace mejores' he de puntualizar sobre el tipo de mejoría. Si se trata de hacernos mejores personas, comparadas con nosotros mismos, considero que saber más sobre nosotros mismos y entendernos más a nosotros mismos desde lo natural, sí que nos hace mejores personas. ¿Mejores que aquellos que no se lo plantean? Probablemente no, pero tal vez sí que mejore el conjunto. Estoy de acuerdo contigo cuando hablas de que el sentido individual y el sentido colectivo (con sus respectivas e inherentes consecuencias), no pueden separarse ni entenderse el uno sin el otro. Efectivamente, yo también creo que vayan implícitos, debido a que estamos dentro de un mismo contexto. El mundo. Somos de una misma especie, la raza humana y la naturaleza de nuestra existencia se rige por las mismas normas. Y añado, que el sentido individual multiplicado por 'x' se convertirá en sentido colectivo. Y aunque pueda haber excepciones, una mayoría "capacitada y relevante" puede digamos, secuestrar el sentido individual de algunos, arrastrando éste último a su contexto. Es entonces cuando cobra vital importancia el planteamiento del sentido individual y su análisis. Así pues, y como anillo al dedo para resolver este último enigma, surge la siguiente discrepancia con respecto a la consideración que planteas de que: somos personas con un ego muy definido que tendemos a guiarnos de acuerdo a nuestros propios intereses de forma natural. Aquí te pediría que, por favor, definieras INTERESES. Analicémoslos pues (y aquí es donde entra el juego el análisis de nuestro sentido individual y la importancia para el conjunto). Considero que unos intereses son naturales y otros, son solo eso. Ego. La exaltación del interés por lo que nos interesa (valga la redundancia), nos conviene o necesitamos para nuestra existencia. Ambas a menudo se confunden y los segundos pasan a tener mayor importancia que los primeros, surgiendo así los conflictos de intereses. Considero entonces que los intereses naturales de un individuo, jamás chocarán con los intereses naturales de otros individuos, ya que serán los mismos. He aquí la observación de la precisión de la naturaleza una vez más. Sin embargo los intereses que, digamos, provienen de la exaltación de los primarios y nacen desde el egocentrismo, chocarán con los del vecino (siempre y cuando éstos sean distintos, lo cual es muy probable). Entonces, aquí entrarán en juego un sin fin de conflictos, tiranteces y contradicciones a los que el famoso dicho 'tu libertad acaba donde empieza la mía' hace referencia. Por lo tanto y en efecto, no serán intereses naturales, innatos. Serán intereses inculcados que probablemente se arrastran desde el tiempo. Nacidos de antaño, probablemente de la inseguridad, del desconocimiento de la necesidad de enfrentarse al miedo, etc., etc., etc., o que se yo. Un ejemplo claro de la existencia de intereses NO NATURALES o que provienen de la exaltación del YO, o del egocentrismo, es el consumo de una gran cantidad de cosas que usamos que NO NECESITAMOS. Teniendo en cuenta que el ser humano por naturaleza, nunca se interesará de forma natural por algo que no necesita es curioso observar como seguimos adquiriendo cosas que no necesitamos, estando así el mundo lleno de desechos, cosas y métodos que llaman al exceso y que en ocasiones llegan a ser completamente inútiles y como estamos siendo testigos, totalmente contraproducentes. Así pues, diferenciar con claridad aquí el tipo de interés por el que nos guiamos, se torna fundamental. También, amigo Alberto R., hablas del Amor. Divina palabra. Y dices que como la teoría de las dos lineas paralelas que en algún punto convergen, en el caso de el amor, no chocan como lo hacen los intereses egocéntricos, sino que se unen para seguir un mismo camino. Yo creo que ahí está la auténtica perfección. O tal vez estoy pecando de romántica. Y añado que siendo el amor algo natural, no puede ir en detrimento del sentido de nosotros mismos ni de lo que nos rodea. Y ya, y por mi parte y por ahora, para terminar, dices: "existo yo" y "existen otros", en cuya definición parece incluirse la negación de la mía existencia. Y añado yo un sí, rotundo. Siempre y cuando nuestros intereses no sean naturales, es decir, provengan de la exaltación de los mismos. Y si, puede ser que, como bien dices, en la forma en que cada uno interprete esta aparente contradicción puede que se encuentre la clave de la existencia humana. Así entonces, unos considerarán que los intereses de unos habrán de prevalecer sobre los de otros, otros no... y otros se preguntarán cuales son sus propios, verdaderos e innatos intereses.

Sin más, me despido en este texto animándote a ti, y a todos los que lo lean, una vez más, a añadir, aportar y/o exponer cualquier comentario que consideréis necesario o que queráis aportar.


Recibe un cordial saludo amigo.
I. Morgades.